El pasado domingo se realizó una consulta en Baja California para preguntar si el periodo del gobernador electo, Jaime Bonilla pudiera extenderse de dos a cinco años. Todo apunta a que el resultado sea la ampliación de mandato —así reportan las casa encuestadoras—, a pesar de la baja participación que tuvo la consulta. No es estar en contra de los ejercicios de democracia participativa, pero se tiene que hacer bien. Este tipo de ejercicios permiten fortalecer la participación ciudadana y como consecuencia, se puede desarrollar una sociedad más involucrada en las decisiones y más justa, pero tiene que hacerse con bases legales y sin preguntas amañadas, de lo contrario, todo el mundo sale perdiendo.

Desde el 2014 se sabía que la duración de la gubernatura era de dos años y no de cinco. Incluso el TEPJF confirmó hace unos días que el periodo es de dos años, tal y como lo establece la constancia de mayoría que recibió el gobernador electo de parte de la autoridad local. No se puede modificar el mandato por el cual fue votado. Lo más seguro es lo termine decidiendo la Suprema Corte, pero dejaría un peligroso precedente para que cualquier Congreso local modifique las leyes para ampliar el periodo de mandato.

Este caso incluso supondría la desaparición de poderes en la entidad, ya que, a diferencia de los pleitos entre el PAN y Morena en el Senado por las entidades de Veracruz, Guanajuato y Tamaulipas, esta sí es una causal, tal como lo establece la Ley reglamentaria de la fracción V del artículo 76 de la Constitución, que señala, se configura la desaparición de poderes en los casos que “prorrogaren su permanencia en sus cargos después de fenecido el período para el que fueron electos o nombrados”.

Esta no es la primera ocasión que se trata de hacer lo mismo. Ya había existido un antecedente, cuando en 1947 el Congreso de Jalisco buscaba incrementar el periodo del gobernador 2 años. El entonces gobernador, el General Marcelino García Barragán no aceptó promulgar la Ley. Entre sus razones señaló que se abriría el camino a las dictaduras. Debido a esto, el General fue destituido y no terminó su periodo de gobierno, cuando le faltaban 11 días para concluirlo.

La ampliación de mandato de 2 o 5 años en Baja California es un tema innecesario que le genera costos negativos al gobernador electo y también al presidente. Hay muy pocos argumentos a favor de que se amplíe su periodo de gobierno y al final se envía una señal muy mala. La gente ya votó por algo y tiene que respetarse. Jaime Bonilla tiene la oportunidad de recular y pasar a la historia como un verdadero demócrata, y si tiene más aspiraciones después de la gobernatura, seguramente se verían catapultadas, pero es necesario que tome una decisión sabia. Lo que no debe ocurrir es que se simule la democracia. Es necesario demostrar que ésta es una verdadera transformación.

Queda claro que no todos los que están en Morena creen en el proyecto de la 4T y que muchos lo utilizan como una plataforma para impulsar su propia agenda, ya que, si de verdad creyeran en el proyecto del presidente, no dejarían que esto sucediera. Morena tiene una enorme expectativa de la gente, cada acción va escribir su historia y esos serán los pilares de su futuro. Imaginemos a un Gobernador del PAN o del PRI tratando de hacer esto antes de la llegada de la 4T, sólo pensemos, ¿Qué hubiera dicho el presidente?

DATA.

En la pasada elección para la elección a Gobernador se instalaron 4,805 casillas, en comparación con las 250 casillas que se colocaron el pasado domingo para la consulta sobre la ampliación de mandato.