Se han reunido por los menos seis veces en actos espectaculares, de esos que merecen muchas fotos y muchas notas, para anunciar alianzas e inversiones.
No hace muchos días, lo volvieron a hacer para comprometer inversiones que impulsen el crecimiento económico del país.
El Congreso los invitó al “Parlamento Abierto”para conocer sus opiniones sobre la ley conocida como “anti factureras” y al final ni los tomaron en cuenta.
¿Cómo pues quiere el gobierno que la Iniciativa Privada le crea cuando ofrece “certeza jurídica” para sus inversiones?
Luego de la queja de las organizaciones de la Iniciativa Privada, sobre todo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y del único sindicato patronal del país, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) por la aprobación de dicha ley, sin cambiarle una coma, el presidente López Obrador acusó a esta segunda organización de estar a favor de las empresas factureras, es decir, de patrocinar este delito.
“Parecen partido de oposición”, dijo.
La respuesta de la Coparmex, en voz de su presidente Gustavo de Hoyos, no se hizo esperar.
Dijo que López Obrador miente, que la Coparmex no defiende a las empresas que venden facturas falsas sino los derechos de los contribuyentes a su seguridad jurídica.
El tono de la disputa entre López Obrador y la Coparmex no presagia nada bueno en materia económica.
Es un hecho que el país está a dos centímetros de la recesión; no hay inversión, ni privada ni gubernamental, los empleos están a la baja, la recaudación del IVA, que siempre se ha dicho es el impuesto más fácil de cobrar, se cayó en 11 por ciento.
Lo grave de este pleito entre la iniciativa privada –Coparmex ha sacado la cabeza, pero el resto de los organismos, incluido el CCE piensan lo mismo-, es que se terminó la aparente luna de miel con el Gobierno.
Si en los meses anteriores se trató de crear un escenario de confianza entre Gobierno y empresarios, este se acabó; no más simulaciones.
Carlos Slim dijo ayer que la inversión está determinada por la demanda y no por la falta de confianza.
Pero si no hay demanda es porque no existe confianza en el futuro de la economía nacional y del empleo en particular.
¿Cómo puede recuperarse o incrementarse la demanda con este escenario?
Las calificadoras y el FMI han reducido casi a cero la expectativa de crecimiento para este año; con el escenario actual, igual es menos cero.
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Dicen que si el gobierno de Estados Unidos no hubiera enviado un mensaje de “preocupación” a México porque no se están cumpliendo los acuerdos de libertad sindical, Carlos Romero Deschamps seguiría siendo líder de los petroleros.
Puede ser.
Lo cierto es que el líder sindical está enfermo y la detención de Juan Collado, de la que fue testigo de primera fila, lo convenció de que tenía que ahuecar el ala.
Y si, se va… pero se queda.
Formalmente dejó la estructura sindical pero el cargo lo asumirá interinamente su amigo Manuel Limón Hernández, secretario del Interior, Actas y Acuerdos, que por prelación en el estatuto sindical pasa a ser el nuevo líder.
Limón Hernández tendrá que ocupar el puesto interinamente, hasta que las 36 dirigencias estatales lo ratifiquen o permitan que el suplente de Romero Deschamps, del cual se desconoce su nombre, sea quien termine el periodo del hoy ex líder, en noviembre de 2024.