La legendaria figura de la danza latinoamericana, Alicia Alonso, falleció ayer a los 98 años en La Habana, comunicó el Ballet Nacional de Cuba.

Considerada una de las más grandes bailarinas del siglo XX, Alonso empleó su experiencia y energía en los escenarios para convertir la danza elitista en un arte popular en la isla caribeña.

La “Prima Ballerina Assoluta” formó una de las escuelas más grandes del mundo de ballet clásico, cuyos bailarines cubanos ocupan sitios destacados entre los mejores del planeta.

“Alicia Alonso se ha ido y nos deja un enorme vacío, pero también un insuperable legado. Ella situó a Cuba en el altar de lo mejor de la danza mundial. Gracias Alicia por tu obra inmortal”, dijo en Twitter el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien se encuentra de visita en México.

Su verdadero nombre era Alicia Ernestina de la Caridad Martínez del Hoyo, y había ingresado al hospital horas antes con baja tensión arterial, según reportaron medios locales.

Nacida el 21 de diciembre de 1920 en el cuartel de Columbia de La Habana, formó parte de la compañía Ballet Theatre desde 1940 y en distintos periodos, grupo en el que representó puestas en escena históricas, como Giselle.

De acuerdo con el periódico El País, Alonso es considerada, cronológica y estilísticamente “la última gran diva del ballet”, junto a la moscovita Maya Plisetskaia (1925-2015).

La cubana fue una de las primeras bailarinas occidentales invitada a bailar en el teatro Kirov (actualmente Mariinsky) de Leningrado y en el teatro Bolshoi, de Moscú, en la guerra fría.

Luego de una estancia en la Unión Soviética y Estados Unidos, en 1948 regresa a La Habana como bailarina invitada de Pro-Arte Musical, al tiempo que funda su compañía, el Ballet Alicia Alonso, la cual a partir de 1959 se convierte en el Ballet Nacional de Cuba.

Entre sus obras destacadas, además de El Lago de los Cisnes y Giselle, se encuentran Ensayo sinfónico (1950), Lydia (1951), Narciso y Eco (1955), La carta (1965), Génesis (1978) y Misión Korad (1980).

LEG