Roger Federer fue alguna una vez recogebolas en el Swiss Indoors Basel, donde esperaba algún día unirse a los jugadores a los que asistió como el campeón de 1994 Wayne Ferreira. El suizo ciertamente ha hecho realidad esos sueños, y en la semana perseguirá un décimo título en el evento ATP 500 en casa.
Federer comenzará su torneo contra un calificado, antes de enfrentarse potencialmente al moldavo Radu Albot o al serbio Dusan Lajovic, ante quienes siempre ha ganado. El jugador de 38 años derrotó a Albot en tres sets en Miami este año en su primer cruce, y venció a Lajovic en Wimbledon en 2017 y 2018.
Potencialmente, podría haber un gran choque en cuartos de final entre Federer y su compatriota Stan Wawrinka, el séptimo sembrado, que comienza la acción ante el uruguayo Pablo Cuevas, en otro partido bien atractivo de primera ronda. Federer lidera su rivalidad 23-3, incluida una victoria en sets corridos en las semifinales de Basilea 2011. Pero Wawrinka viene con impulso, llegando a la final en Amberes para su primera definición desde Rotterdam en febrero.
Federer puede decir que se siente en casa en más de un sentido en Basilea, ganando 20 partidos consecutivos en el evento y llegando a la final en sus últimas 12 apariciones. La última vez que perdió contra un jugador clasificado fuera del Top 10 en Basilea fue en 2003, cuando cayó ante el No. 47 del mundo Ivan Ljubicic, quien ahora es su entrenador.
“Las expectativas son algo muy delicado. En Basilea todo puede ir muy rápido. Tengo mucha confianza en mí, es una superficie lógica en la que no me molestan factores como la luz. Otros tenistas conciben esto como algo negativo y no alcanzan el ritmo deseado. Para mí no es un problema”, acotó a su llegada a casa.
LEG