Llegó al poder en el año 2000, tras la muerte de su padre. Su hermano mayor, a quien le correspondía gobernar, perdió la vida en un accidente automovilístico en 1994. Desde entonces, cuando Bashar al-Asad era un médico oftalmólogo que residía en Londres, comenzó a ser preparado para convertirse en presidente de Siria.
Nacido en Damasco (1965), llegó al máximo cargo con sólo 35 años de edad. Hafez al-Asad ocupó el puesto durante 29 años.
Los sirios tenían grandes esperanzas en el Gobierno de Bashar, pues aunque persistía el régimen dictatorial, era un rostro que se mostraba interesado en las nuevas tecnologías, en la apertura democrática, en la liberación de los presos políticos, por ejemplo.
Lo primero que hizo fue cerrar la cárcel de Al-Mezzeh, donde recluían a militares y políticos, asimismo permitió la entrada del Internet a Siria, creando grandes expectativas por los cambios logrados. Una época conocida como la “Primavera de Damasco”.
Libró momentos difíciles, propios de la complejidad de la región, pero un cambio drástico se vivió en 2011, cuando detonaron las manifestaciones en su contra, tras el arresto y tortura de adolescentes que grafitearon el muro de una escuela, en la ciudad de Daraa. Algunas de las protestas más graves ocurrieron en Damasco y Alepo, por lo que el 15 de marzo inició la guerra civil de Siria.
Entonces regresó el régimen que retiene a los activistas pro democracia, censura el Internet y restringe la libertad de expresión.
En millones, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cuenta a las personas que, desde hace ocho años, han tenido que huir de sus casas para salvar la vida. Más de 5 millones han escapado del país.
El último episodio ha sido los conflictos con Turquía tras el retiro de las tropas estadounidenses de su frontera. Y es que luego, la nación turca decidió enviar una ofensiva militar contra el ejército de los kurdos.
Al acordar una tregua, se develó la dominante influencia de Rusia en Siria, pero se logró sellar el retorno de las fuerzas aliadas a al-Assad en la zona por primera vez en años.
Un conflicto añejo, con el que el coronel aún tendrá que batallar.
LEG