Fernando Valenzuela celebra su cumpleaños 59 como uno de los mejores pitchers en la historia del beisbol mexicano, recordado por su legado en Los Dodgers de los Ángeles.

Nacido el 1 de noviembre de 1960 en Etchohuaquila, una localidad del municipio de Navojoa, Sonora, inició su carrera representando a Ciudad Obregón en un juego de estrellas, siendo ganador del premio al Jugador Más Valioso, cuando apenas tenía 17 años.

Fue lanzador de Mayos de Navojoa y de los extintos Tuzos de Silao, pero fue hasta su etapa con Leones de Yucatán cuando llamó la atención del cubano Mike Brito, cazatalentos de los Dodgers de Los Ángeles que lo adquirieron en 1979 para mandarlo a las sucursales doble-A y triple-A.

Para 1981, ante las lesiones de varios abridores, el mánager Tom Lasorda decidió darle la oportunidad a “el Toro de Etchohuaquila” de ser el lanzador del partido inaugural de la temporada.

Nadie imaginaría que, en ese año, el sonorense firmaría una de las mejores temporadas en lo colectivo y en lo personal. Aquel joven con la franela ‘34’ terminaría la campaña con marca de 13-7, siendo recordado por su gran actuación en el juego tres de la Serie Mundial, en el cual maniató a los Yanquis de Nueva York.

Valenzuela encabezó la remontada de Dodgers, que a la postre se coronarían campeones de la MLB, lo que le valió para ser el primer jugador en conseguir el premio Cy Young y el de Novato del Año en la Liga Nacional, en un mismo año.

De 1981 a 1986 fue seleccionado para ir al juego de las estrellas. En 1986, quedo en segundo lugar en las votaciones por el Cy Young, pese a lograr 21 victoria en la temporada.

Más tarde, en 1990, el Toro de Etchohuaquila rozó la perfección con los Dodgers al tirar un juego sin hit ni carrera ante los Cardenales de San Luis.

Jugó 11 temporadas con Los Ángeles, en las que consiguió dos Series Mundiales (1981 y 1988), seis nominaciones al juego de estrellas, obtuvo el récord de más blanqueadas (seis) en la temporada de 1981, un guante de oro (1981) y tres bates de plata (1981, 1986 y 1989).

A partir de 1991, prosiguió su carrera con los Angelinos de Los Ángeles, Orioles de Baltimore, Filis de Filadelfia, Padres de San Diego y Cardenales de San Luis; con este último cerró su etapa como jugador profesional en 1997.

Sus grandes actuaciones lo convirtieron en un ídolo para la afición mexicana y logró aumentar la difusión del beisbol en territorio nacional. Es por ello que la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) decidió retirar el número 34 en honor al toro.

LEG