A Zabludovsky se le atribuye lo de “Hoy fue un día soleado”, la noche del 2 de octubre del 68. ¿Se imaginan entrar así a un noticiario cuando los cuerpos represivos del gobierno acababan de asesinar a decenas de jóvenes? Al parecer, en realidad el comentario lo hizo en un programa vespertino, cuando todavía no le llegaban noticias de la masacre, y no en su noticiero de la noche. Pero la historia viene a la mente porque, en el México vintage de la 4T, el Presidente se regala un día soleado en cada mañanera.
Su último día soleado fue el de los nueve asesinados de la familia LeBaron. Sí, se lamentó y mandó una condolencia. Pero en la misma mañanera dijo que el anterior había sido un “buen día”. Cómo no. Fue el día en que, luego de que mandó a una agencia de gobierno a invertir su tiempo y nuestro dinero en ver quién lo cuestiona en redes sociales, llegaron los resultados. Salió embarrado un hijo de Margarita Zavala y Felipe Calderón, sin pruebas. Pero lo festejó, horas después, publicando un video con José Luis Urquidi, “tremendo pitcher”.
No fue el único día soleado del mes. Tuvo otro enseguidita de lo de Culiacán. Sí, cuando liberaron a Ovidio. Ese día soleado lo pasó en Oaxaca, entre niños que hacían canciones a su mayor gloria.
La paradoja es que cuantos más días soleados tiene, más penumbroso se le ve. Desde el culiacanazo, cada vez está más extendida la impresión de que está fuera de control. Y es que aquello lo manejaron mal. Ya sabemos: no sabía pero sí sabía pero medio sabía pero la culpa fue de “díganos el nombre del encargado del operativo, secretario de Defensa”, pero la culpa es de Calderón, pero Durazo está súper chido… Esos tics argumentativos que cada vez funcionan menos, que cada vez más compran solo sus acólitos más sectarios o mejor pagados.
¿Está esa negación en la naturaleza del hombre que nos gobierna, o es producto de un ataque de pánico a raíz de una crisis que no ha podido manejar? Porque no ha podido. Culiacán hizo de los abrazos y no balazos el hazmerreír de la prensa internacional, y ayer, de plano, llegaron de los Estados Unidos propuestas de prestarnos tropas, vía Trump; una madriza en forma del Wall Street Journal, que habla de la estrategia gubernamental de seguridad como de “palabrería de izquierdas” para no decir “rendición” frente al narco, así como de no descartar una intervención militar; y de burlas de un senador, que lo calificó de “cuento de hadas”.
Como sea, no se molesten en comprar bloqueador. El Sol no sale para todos.