Con el otorgamiento de asilo político al depuesto presidente boliviano Evo Morales, México suma un episodio adicional de apoyo a refugiados, como también ocurrió en 1973 cuando el ex embajador Gonzalo Martínez Corbalá se vistió de héroe al salvar a cientos de opositores al régimen militar de Augusto Pinochet.
Martínez Corbalá murió el 16 de octubre de 2017, pero el recuerdo de su solidaridad con los perseguidos políticos resurge como anécdota al haber rescatado a cientos de chilenos y latinoamericanos opositores tras el golpe militar durante el que murió el presidente Salvador Allende.
Después del movimiento golpista del 11 de septiembre, Martínez Corbalá convirtió a la sede diplomática mexicana en un lugar seguro para los perseguidos por la recién instaurada dictadura, a donde se refugiaron 756 personas que llegaron a México gracias a la ayuda del diplomático.
A partir del 15 de septiembre de 1973 y hasta junio de 1974, cinco aviones rentados por el gobierno mexicano transportaron desde la capital chilena a cientos de exiliados, entre ellos la viuda y dos de las hijas de Allende, quien se suicidó en medio del bombardeo a La Moneda.
El gesto fue inspirado por el presidente Lázaro Cárdenas, que abrió las puertas a miles de republicanos españoles perseguidos por la dictadura de Francisco Franco en España.
Debido a que Martínez Corbalá le ofreció asilo a familias completas de perseguidos, al pasar de los días se fueron hacinando en la embajada e incluso en su residencia personal.
Aunque la tensión era máxima debido a que el edificio estaba rodeado por militares, el embajador encontró la manera de transportar a los refugiados los 25 kilómetros que separaban la embajada del aeropuerto en camiones que fueron cubiertos con la bandera de México.
El presidente Luis Echeverría y su gabinete, vestidos de luto, recibieron a los refugiados tras su llegada de Chile.
Martínez Corbalá recordaba que tuvo que rescatar la colección de 172 obras de arte originales de Álvar Carrillo Gil, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, que estaban en exhibición en el Hermitage.
También hizo el intento de rescatar al poeta Pablo Neruda, quien decidió postergar su salida de Santiago, pero falleció un día después.