Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres

Nuestro país muestra su convergencia de historia y de propósitos progresistas con futuro cuando aporta lo mejor de su voluntad a enviar mensajes basados en la acción, en la solidaridad y en la ley.

Al mismo tiempo, México tiende a ser una nación con rasgos altamente conservadores cuando se niega a la inclusión posible… hasta los límites de la creatividad política.

Vivimos en un territorio en que las adversidades parecen concentrarse en nubarrones y caen como tormenta o se disipan ante la emergencia del nuevo tema de la agenda nacional que parece opacar al precedente.

Ocurre con el cambio de poder en Bolivia y con los espacios de debate e inclusión de nuestra agenda polarizada y a veces irresueltamente contradictoria.

De un lado, tenemos el asilo político al ex presidente de Bolivia, Evo Morales, anunciado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, atendiendo una dimisión de apariencia voluntaria y personal. Morales entendió el fin de su ciclo ante los amagos del ejército boliviano, el deterioro de su base social y en consecuencia de su legitimidad, por lo que solicitó verbalmente este beneficio.

Dirán algunos que no necesariamente se registró un golpe de Estado en el sentido convencional que es la deposición: la salida forzada de un gobernante mediante la herramienta de la movilización político-militar de un segmento del gobierno, contra quien lo encabeza desde el Ejecutivo.

Del otro lado, en otro ámbito de todo el interés nacional cotidiano: el de la seguridad, en contraste con aquello que es imaginativo, incluyente, progresista y reivindicador de lo mejor de nuestra historia diplomática, las prácticas delictivas que un día se benefician de las decisiones debatibles de un juez federal, al día siguiente nos indican las vulnerabilidades cibernéticas de una empresa tan estratégica como Pemex.

La delincuencia hace vulnerables a todos.

Ante la constante amenaza de los negocios delictivos o de prácticas que merecen urgente y eficiente atención es indispensable una ciudadanía muy activa en que se respalde la acción del Estado, más precisamente, del gobierno.

Ante este contexto el Institute for Canadian Citizenship y la Fundación Reinventando a México, encabezada esta última por Javier López Casarin, han comenzado a aportar luz para dar sentido a las potencialidades de una ciudadanía que busca el diálogo y la promoción del desarrollo democrático, para comprender el valor de la inclusión y su potencial ante un complejo escenario internacional y de frente a una aguda percepción de crisis de seguridad en el país.

Este lunes, estas organizaciones reunieron, en el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México, a empresarios, académicos, políticos, periodistas y activistas, en la primera emisión del proyecto 6 Degrees Ciudad de México, donde se abrió un diálogo para realizar propuestas de apetito innovador, orientadas a hacer un llamado a reconocer la diversidad y fomentar la inclusión en México y el mundo.

En tiempos de disturbios y enfrentamientos como los que se llevan a cabo en Bolivia y en medio de las vulnerabilidades de empresas y de la sociedad ante la delincuencia tenemos que fortalecer los esfuerzos de trabajo coordinado para generar conversaciones y acciones en favor de todas y todos.

Eso. Necesitamos, respuestas creativas y asertivas; inmediatas y de largo plazo en nuestro país, al mismo tiempo solidario y asediado.