Ángel Álvaro Peña

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

A medida que se acerca el primer informe de gobierno, van reuniéndose en cada momento más problemas para un estado cuyos habitantes ya no quieren frivolidad ni indiferencia. La inconformidad dentro y fuera del gobierno estatal crece.

Si se escribiera lo que se ha dejado de hacer sería más nutrido que lo que se hizo; sin embargo, no sólo es la pasividad en las actividades del gobierno del estado de Veracruz sino la irresponsabilidad con la que se ha llevado a cabo la gestión de un gobernador que pareciera estar de vacaciones en palacio de gobierno.

La violencia contra las mujeres se convierte en un tema que debería afrontar y no llevar a broma cada vez que se le cuestiona algo respecto al tema, como si las mujeres fueran ciudadanas de segunda en la entidad.

La violencia en general y la posibilidad de que la delincuencia se adueñe de Veracruz, es un peligro latente que puede suceder en cualquier momento.

Veracruz es un estado clave para la delincuencia, su ubicación geográfica se convierte en un bastión de los infractores, lo cual crea un grave peligro para la población que no se rinde ante este riesgo y sigue peleando su derecho a inconformarse.

Los embarazos de adolescentes se convierten en un nuevo problema que tiene que ver con las mujeres, que parecieran las más vulnerables en un estado donde ellas han sacrificado su vida por la dignidad de la historia y la memoria; sin embargo, en este momento todo lo que tiene que ver con las mujeres se ha convertido en un problema sin importancia para el gobierno estatal.

También las desapariciones, donde existe un alto índice de mujeres, es un problema para el gobernador Cuitláhuac García Jiménez. 

La Comisión Nacional de Derechos Humanos, señaló que el trabajo del gobierno de Veracruz ha hecho poco para erradicar la desaparición forzada. En cuanto a la desaparición forzada y las quejas presentadas ante esa comisión, reveló que en el 44% de los casos, los inconformes acusaron a los agentes de los tres niveles de gobierno como presuntos agresores.

García Jiménez, ni siquiera se ha dado a la tarea de enmendar los saqueos y los excesos de los gobernadores que lo antecedieron, simplemente deja que todo fluya como si nunca hubiera pasado nada.

La víspera del primer informe de gobierno se refiere a una rendición de cuentas que también debe reflejar la popularidad del gobernador, pero como no hay cuentas, no hay trabajo, no hay vocación y no hay realismo; el informe se convertirá en un problema más para la administración del gobernador.

No se trata de una explicación sobre lo que se ha realizado, sino una justificación de lo que no se ha hecho. De eso se va a tratar ese informe, que deja atrás a las mujeres, la dignidad humana y los derechos más elementales de los veracruzanos.

Después del primer informe, el gobernador cargará con un problema más que será el hecho de que a su falta de credibilidad se sume una mentira más: la del contenido de su informe.