La senadora Jeanine Añez, opositora de Evo Morales, abogada y ex presentadora y directiva del canal de TV Totalvisión, se autoproclamó ayer -durante una sesión legislativa especial-, presidenta interina de Bolivia, tras la renuncia y la salida del país del líder boliviano, en medio de una crisis política.

Por falta de quórum (la mayoría legislativa la ostenta el partido oficialista Movimiento al Socialismo, de Morales), dos sesiones previas no se pudieron concretar.

Añez subrayó que estaba facultada legalmente para tomar posesión del cargo a pesar de los intentos fallidos.

“Ante la ausencia definitiva del presidente y del vicepresidente (…) conforme al texto y sentido de la Constitución, como presidenta de la Cámara de Senadores asumo de inmediato la presidencia del Estado prevista en el orden constitucional”, dijo Añez.

Y es que minutos antes también asumió la presidencia del Senado y de la Asamblea Legislativa.

“Se trata de llevar adelante el proceso y convocar a elecciones lo más antes posible”, indicó Añez, pues la normatividad marca un máximo de 90 días para reponer las elecciones presidenciales.

Apoyo en las calles

Mientras tanto, miles de simpatizantes del ex mandatario de origen indígena marcharon desde El Alto hacia La Paz, para concentrarse en las inmediaciones de la Plaza Murillo, en medio de un clima de tensión por la presencia de militares y policías, mientras aviones de la Fuerza Aérea sobrevolaban la zona.

Los manifestantes exigen el regreso de Morales, el respeto a la “Whipala” (bandera de las naciones indígenas de Bolivia) y repudiaron a Añez.

Asimismo, expresaron su rechazo a lo que consideran un golpe de Estado orquestado por el líder cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y el candidato presidencial de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, indicó el diario local La Razón.

Renuncia cabeza militar

Con el Ejército en las calles, el ministro de Defensa de Bolivia, Javier Zavaleta, renunció a su cargo por desacuerdo con los principales líderes de la protestas.

“Renuncio al cargo dejando claro a Bolivia y al mundo que la voluntad nuestra fue preservar la institucionalidad”, señaló en su carta de dimisión, y aclaró que los mandos nunca ordenaron el uso de la fuerza militar contra la población.

“La responsabilidad de volver las armas contra el pueblo será de aquellos que tomaron esta decisión”, dijo en referencia al dirigente opositor Carlos Mesa y el líder cívico Luis Fernando Camacho.

 

Camacho: Dios volverá al Palacio

El líder cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, el más duro opositor de Evo Morales, tomó fuerza por las denucias de fraude electoral tras los comicios del 20 de octubre.

Nació en 1979 en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, una de las más ricas de Bolivia, y proviene de una familia de empresarios. Especialistas consideran que actúa orientado por sus intereses personales, ligados a los hidrocarburos, pues con la nacionalización del gas, por ejemplo, sus ganancias disminuyeron considerablemente.

“Para el politólogo y analista boliviano Marcelo Arequipa, Camacho pertenece a la línea familiar de una élite que siempre ha manejado el poder cívico y territorial”, refiere el portal actualidad.rt, “la situación actual es como si se hubiera regresado al siglo XIX, es la biblia, lo conservador y la apelación a las élites económicas anteriores”.

Se separó del principal rival de Morales, Carlos Mesa, al no sumarse a las protestas.

Carlos Mesa, la única opción electoral

Notimex

El candidato a la presidencia de Bolivia por la alianza Comunidad Ciudadana se erigió como la única opción con posibilidades de enfrentar a Morales en octubre pasado.

Escritor, periodista e historiador de 66 años, se ha mantenido intermitente en la política en los últimos 18 años. En 2002 abandonó su labor en televisión para convertirse en el candidato a vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, del Movimiento Nacionalista Revolucionario, quien iba por su segundo mandato.

En 2003, Mesa llegó a la presidencia de Bolivia tras una convulsión social que terminó con la renuncia de Sánchez de Lozada y su partida a Estados Unidos, en un episodio que dejó más de 60 muertos en la ciudad boliviana de El Alto.

Su gestión se extendió solo hasta 2005, y estuvo caracterizada por la alta volatilidad de la situación social, y con Evo Morales como su férreo opositor.

LEG