“El gobierno es un mediocre, están más jodidos que la chin… le exijo al universo que la muerte de mis hijos y mis seres queridos, que al menos sea un símbolo ante el mundo para que esa brecha sea segura por los próximos diez años”, exigió Adrián LeBarón.
Esa misma solicitud la hace su hermano, Julián LeBarón en el sentido de que el gobierno federal aplique medidas acordes a las regiones para eliminar la violencia y la inseguridad.
“Yo no creo que haya un patrón y una respuesta que sirva para todas las comunidades , todo va cambiando y yo creo que centralizar el poder, es esa la razón por la que no funciona. No puede haber un patrón que funcione igual en todos lados. El terreno y las circunstancias y la cultura va cambiando de lugar en lugar, yo creo que necesitan la ayuda de millones de individuos para ser fuertes”, precisó.
Julián LeBarón encabezó marchas pidiendo seguridad después de que secuestraron a un familiar y otro fuera asesinado, rechaza el adjetivo de activista, y explica que durante diez años ellos tienen acuerdo con las autoridades para mantener una vigilancia permanente en la región de Arteaga y municipios cercanos.
“Hemos aplicado nuestra responsabilidad como ciudadanos de exigir instituciones que funcionen. El gobierno reclama la autoridad y el monopolio de servicios de seguridad y justicia pero, ¿qué es lo que pasa cuando la impunidad es del cien por ciento? En algún momento la sociedad tiene que tomar cartas en el asunto y buscar otra cosa que funcione”, expuso Julián al no descartar integrarse como autodefensas.
“Tenemos mucho que hacer y qué rescatar y tenemos qué hacerlo desde la sociedad civil yo no creo que nada se pueda lograr desde la política porque la política nos divide y nos estamos peleando, puro chisme entre nosotros en vez de ponernos de acuerdo de que le crimen no se puede tolerar”, añadió.
“Yo creo que necesitamos la ayuda de donde venga y si Estados Unidos ofrece la ayuda para dar con los responsables a mí me parece ridículo que los mexicanos no la aceptemos y que los capturen y que sepan quiénes fueron, tenemos un problema grave”, recalcó.
Igual postura mantiene Adrián cuando se le pregunta su opinión, “aquí le corresponde a nuestras comunidades, a nuestros conciudadanos. Este problema es más de Bavispe y Hermosillo que mío”, puntualiza al rechazar que estén atemorizados.
“Miedo no hay, pero sí llega a un punto de haber hartazgo: te hartas de no tener miedo de vivir sino de la incertidumbre y es que hay gente que dice `ya estuvo´. Este tipo de gente difícilmente tiene miedo”, expresa cuando se le pregunta sobre la posibilidad de formar autodefensas.
Los asesinos son bastardos, no hombres: Julián LeBarón
Consideran que lo sucedido hace poco más de una semana no generará más ataques contra las comunidades mormonas.
“Yo no creo que haya más agresiones en estos días, porque los que hicieron esto están corriendo y es un escándalo mundial. Ni siquiera nosotros podemos imaginarnos qué clase de hombres, o qué tipo de bastardos matan mujeres y niños. Nadie puede entender eso”, dice Julián LeBarón buscando las palabras correctas para referirse a los responsables de la masacre de sus familiares.
Expresan en reiteradas ocasiones su inconformidad porque durante meses habían buscado encontrarse con Alfonso Durazo, secretario de Seguridad federal porque es originario de Bavispe, para explicarle las condiciones en que se encuentra la región, pero no habían podido hablar con él antes de la tragedia.
Lo que queda de manifiesto después de los sepelios otras nueve víctimas de la violencia e inseguridad que vive el país, es que ninguna autoridad federal, ni del gobierno de Chihuahua se hicieron presentes en los sepelios para expresar sus condolencias.
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores se limitó a visitar el sitio del ataque, se tomó la foto a lado de la camioneta incendiada, dio una breve declaración, subió al helicóptero y se fue, no se entrevistó con las familias agraviadas por el ataque de extrema violencia.
Sólo Claudia Pavlovich, la gobernadora de Sonora, acudió a La Mora porque fue invitada por Adán Langford, ya que es amiga de la familia pero no se quedó al funeral, y en el caso del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, “estaba jugando golf”, critican entre risas de desagrado los deudos de la masacre al explicar su ausencia.
MGL