El pequeño país insular de Samoa, Oceanía se encuentra en estado de emergencia por un brote a sarampión, que ha cobrado la vida de al menos siete bebés y amenaza con propagarse a otras islas vecinas del Océano Pacífico, incluida Samoa Americana, que ya está en alerta.
El estado de emergencia fue declarado la noche de ayer por el gobierno de Samoa, tras confirmar que un brote mortal de sarampión que fue detectado el jueves y que se propaga en la pequeña nación, de sólo 200 mil habitantes, ubicada entre Hawai y Nueva Zelanda.
El Ministerio de Salud indicó que hasta ahora se han detectado 716 casos sospechosos de contagio, de las cuales 40% requirió hospitalización, y al menos siete muertes, en su mayoría menores de dos años que no habían sido vacunados.
El sarampión es una enfermedad altamente infecciosa transmitida fácilmente través de la respiración, la tos y los estornudos, ya que se propaga en el aire. Por lo general, causa erupción cutánea, fiebre y manchas blancas en la boca, pero en complicaciones graves puede provocar ceguera, neumonía y daño cerebral.
Como parte de la emergencia nacional, el gobierno samoano ordenó el cierre de todas las escuelas, incluida la Universidad Nacional, y tomó medidas enérgicas para la celebración de reuniones públicas, e intensificar la vacunación, según un reporte del sitio Chanel News Asia.
“A partir del fin de semana, la vacunación para los miembros del pueblo que aún no han recibido una inyección es ahora un requisito legal obligatorio”, destacó el gobierno en un comunicado, tras señalar que según cifras del Ministerio de Salud, sólo unos dos tercios de la población están inmunizados.
La responsable del Salud del país, Leausa Take Naseri, exhortó a la población a vacunar a los menores que faltan, y advirtió que “lo peor que está por venir”, dada la situación actual del brote y la escasa cobertura de inmunización.
Los casos de sarampión aumentan en el mundo, incluso en naciones ricas como Estados Unidos y Alemania, donde algunos padres rechazan la vacunación principalmente por razones filosóficas o religiosas, y la preocupación, sin fundamento científico, de que las vacunas podrían causar autismo.
En Tonga, a unos 900 kilómetros de Samoa, el Ministerio de Salud confirmó la semana pasada un brote de sarampión, tras el regreso de un equipo de jugadores de rugby desde Nueva Zelanda, con al menos 251 casos de sarampión confirmados o sospechosos.
Ante el riesgo de que el sarampión llegue a Samoa Americana, un territorio estadounidense vecino a Samoa, el gobernador Lolo Matalasi Moliga pidió a las autoridades mantenerse en alerta y exigió que todos los que viajen a Tonga y Samoa presenten su prueba de inmunización contra el sarampión antes de regresar.
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