El ministro de Gobierno de Bolivia, Arturo Murillo, denunció hoy que “grupos criminales” ligados al narcotráfico amenazaron la vida de la presidenta transitoria Jeanine Áñez.
Es la segunda ocasión en cuatro días que Murillo denuncia públicamente planes y actos violentos contra el gobierno transitorio, aunque sin pruebas que evidencien ambos intentos.
Hace cuatro días dijo que su familia fue secuestrada y rescatada después de sobrevivir ochos días en la selva, tras el ataque a un hotel de su propiedad.
Este lunes Murillo denunció que Áñez no pudo trasladarse a su natal región de Beni para celebrar el aniversario de ese departamento, porque su vida corría peligro.
“Hoy día hemos tenido que parar el viaje de la Presidenta a su tierra natal, ha sido muy difícil convencerla porque está en peligro su vida. He tenido que poner mi cargo a disposición si ella no dejaba que cuidemos su integridad. Estamos tras este grupo criminal”, dijo Murillo durante conferencia de prensa.
“A los hermanos campesinos (les pedimos) que no se dejen utilizar, los están utilizando con mentiras solamente para que una organización criminal con nexos con el narcotráfico quiere apoderarse de Bolivia, quieren hacer una Venezuela pero Bolivia les dijo no”, agregó.
Según Murillo, cuatro sistemas de inteligencia indicaron que la vida de la mandataria corría peligro si emprendía el viaje al norteño Beni, pero evitó dar detalles de esta amenaza: “No puedo compartir esa información clasificada”, añadió.
El ministro adelantó que el Estado boliviano denunciará al mundo el intento de atentado contra la mandataria, quien asumió el cargo la semana pasada de forma transitoria.
Esta revelación se suscita en medio de la masiva marcha de campesinos pertenecientes al Movimiento al Socialismo (MAS), simpatizantes de Evo Morales, que desconocen el mandato de Áñez y exigen su renuncia.
De acuerdo a un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Defensoría del Pueblo de Bolivia, al menos 23 personas han muerto y 715 han resultado heridas en los enfrentamientos desatados en los últimos días a raíz de la dimisión de Evo Morales.
Morales explicó que su renuncia buscó evitar derramamiento de sangre ante señalamientos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre las irregularidades del proceso electoral del 20 de octubre y presiones de la oposición boliviana.
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