A un año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la economía, la seguridad y el empleo están peor. Asimismo, se avanza en la captura de las instituciones independientes del Ejecutivo, como la Suprema Corte de Justicia, la CNDH y el INE.
Si bien la gente no tiene la culpa de haber votado esperanzada, lo que sí puede hacer es corregir en 2021, dándole más peso a la oposición para enmendar políticas fallidas y proteger la democracia. Porque si queremos cosas distintas, hay que votar distinto.
¿Pero en qué ayudaría tener una Cámara de Diputados de poder compartido? En tres áreas. Primero, en la protección de la democracia. Por ejemplo, los diputados eligen a los consejeros del INE vía el voto de, cuando menos, dos terceras partes (334 de 500). Si hoy una de las diez consejerías resultara vacante, el bloque MORENA-PT-PES-Verde, que suma 332 votos, estaría solo a dos de designar a un perfil partidista y cercano al presidente, como lo hizo para la CNDH en el Senado. Y ello afectaría la credibilidad de las elecciones en un ambiente ya de por sí polarizado.
Segundo, en el Presupuesto de Egresos. Su aprobación requiere de 50 % más uno de los diputados. MORENA y aliados tienen mucho más que eso, así que pueden decidir la cantidad y distribución de los recursos de todo el Estado, sin escuchar a nadie más. Pero si se tomaran en cuenta más voces que la del presidente, se le podrían quitar recursos a programas ineficientes o clientelares para llevarlos a los que sí funcionan, o bien, para las obras que el gobierno, por ignorancia o cálculo político, no atiende.
Y tercero, en la atención mediática de los problemas. La Cámara Baja es uno de los núcleos de información más importantes del país. Mucho de lo que se dice o se calla ahí, influye la opinión pública nacional e internacional y afecta a los mercados. Una Cámara más plural le subiría el volumen a los problemas y pendientes que detecte la oposición, y que el gobierno, o no ve o quiere callar. En democracia, eso nunca sobra.
No toda mayoría parlamentaria es mala. Cuando el ímpetu reformista se da respetando la división de poderes, es positivo e incluso necesario cada cierto tiempo. Pero después de lo visto este 2019, un voto por MORENA es un voto por políticas que inhiben la inversión; aumentan la violencia; y recentralizan el poder en el presidente. Cometer errores es inevitable. Por eso lo que cuenta es nuestra respuesta ante ellos.
@AlonsoTamez