“Hay suficiente en el mundo para las necesidades del Hombre, pero no para su avaricia”:
Gandhi
El sociológo Zygmunt Bauman señala que la pobreza, la inseguridad, las amenazas nucleares, el racismo, las migraciones y el cambio climático están propiciando que “el mundo globalizado sea un sitio agradable y hospitalario para los turistas, pero hostil e inhóspito para la mayoría”. Y es que en un mundo globalizado donde el 80 por ciento de la población comparte diferentes estados de pobreza, resulta aún difícil de entender que el cambio climático sea una manifestación del proceso de globalización planetario.
Complicado también entender que el cambio climático ya no es solo un fenómeno de carácter ambiental, ya que la manifestación climática se ha traducido en un problema de carácter socio-económico que la humanidad ha acelerado como efecto y consecuencia de los procesos de industrialización.
El discurso global científico-político adoptado por la mayoría de los Estados a través del Acuerdo de París, y que deriva de las propuestas del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático obliga a los firmantes a reducir su producción de Gases de Efecto Invernadero a niveles del 1.5 por ciento y apremia a los países a desarrollar una serie de acciones de adaptación y mitigación. Como firmante del Acuerdo, México está obligado a cumplir con esa meta, sin embargo, las políticas públicas adoptadas hasta el momento, no son suficientes para dar alcance a las metas comprometidas a nivel mundial.
Datos de la Sexta Comunicación Nacional sobre Cambio Climático elaborada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), muestran bajo un escenario de inacción, que el costo del cambio climático en México entre 2014 y 2030, sería de 143 billones de dólares. Estaríamos hablando que en 16 años se estarían perdiendo alrededor de 286 billones de pesos. El presupuesto de ingresos para el 2020 es de 6.1 billones de pesos. Cada año se estarían perdiendo alrededor de 17.8 billones de pesos, cifra cercana a un 300 por ciento de los ingresos nacionales de todo un año. De ese tamaño es la pérdida económica por no atender las causas del cambio climático.
Desde la perspectiva económica de los efectos del cambio climático, el Informe Stern indica que las condiciones climáticas extremas podrían reducir el PIB mundial en 1 por ciento cada año hasta el año 2050 y los costos del fenómeno climático podrían ascender como mínimo al 5 por ciento del PIB global, de cumplirse las predicciones más pesimistas, los costos podrían llegar a superar el 20% del PIB mundial.
En el caso de México, los costos del cambio climático serían de alrededor del 3 % del PIB hacia el año 2050. En este escenario, el presente y el futuro dependen de la disminución global de los Gases de Efecto Invernadero, y de manera paralela, dar seguimiento a las respuestas del sistema climático. Por ello, es relevante y necesario que la globalización y el cambio climático vinculados por la acción humana, sean observados y analizados desde una perspectiva de derechos humanos.
Cada vez es más claro que el fenómeno climático genera riesgos y peligros que vulneran individuos y comunidades, y que es un problema que se debe atender desde el campo institucional y el campo social. Los vacíos y la desinformación propician discriminación y vulneran de derechos.
De la libreta
1.Una encuesta telefónica elaborada por la empresa Massive Caller en el Estado de Yucatán, arroja que el 78.9 % de las personas encuestadas está de acuerdo con la construcción del Tren Maya que correrá por Quintana Roo, Campeche y la entidad yucateca. Solo un 21.1 % manifiesta estar en contra del proyecto. El 43.7 % dice estar de acuerdo con la obra porque va a generar empleos y derrama económica en los tres estados, y un 37 % asegura que su construcción es necesaria para el desarrollo de Yucatán. En contraste, el 57.5 % de las personas que se manifiestan en contra argumentan que el Tren Maya dañara la ecología de la zona.
2.Me cuentan que cuadros que formaban parte del gobierno de Miguel Ángel Mancera y que siguen incrustados en el gobierno de Claudia Sheinbaum, están detrás del comando que atacó la Rectoría de la UNAM, la librería Henrique González Casanova, el mural de David Alfaro Siqueiros y quemó la bandera nacional ubicada en la explanada de Rectoría. Son grupos con formación paramilitar que utilizan técnicas de guerrilla urbana para agredir y provocar.