Foto: Cuartoscuro / Archivo Los ecosistemas marinos proporcionan alimentos y empleo a más de 35 economías de la región a través del turismo, los recursos pesqueros, el transporte marítimo y los puertos  

El Banco Mundial urge a adoptar medidas extraordinarias para recuperar ecosistemas dañados y proteger los recursos marinos del Caribe, fuente clave de alimentos, medios de subsistencia y empleo para millones de personas que dependen del turismo, los recursos pesqueros y la economía marina.

“El mar Caribe sirve de sustento a millones de personas. Son cruciales las acciones concertadas para detener y revertir la degradación marina en el Caribe”, dijo Tahseen Sayed, directora del Banco Mundial para el Caribe, y agregó que “la gestión eficaz de los plásticos, desechos sólidos y aguas residuales son prioridades para crear un legado ‘azul’ a las generaciones futuras”.

En su nuevo informe Marine Pollution in the Caribbean: Not a Minute to Waste (La contaminación marina en el Caribe: ni un minuto qué perder), identifica las principales fuentes de contaminación marina y su impacto en el Gran Caribe.

Al mismo tiempo, establece un plan de acción para revertir la amenaza y transitar hacia una “economía azul” más sostenible, que pueda generar crecimiento y resiliencia, a la vez que preservar los recursos marinos.

Los ecosistemas marinos proporcionan alimentos y empleo a más de 35 economías de la región a través del turismo, los recursos pesqueros, el transporte marítimo y los puertos.

Sin embargo, la contaminación marina, que incluye los plásticos, los efluentes cloacales, las aguas residuales agrícolas, el petróleo y los productos químicos, plantean una grave amenaza, en particular para el turismo, que representa el 15 por ciento del producto interno bruto de la región.

El riesgo es también para los recursos pesqueros, que proporcionan seguridad alimentaria e ingresos a las comunidades pobres. En las aguas del Gran Caribe es común encontrar miles de fragmentos de plástico, que representan el 80 por ciento del total de la basura.

Según el informe, cada año se acumulan en el Caribe más de 320 mil toneladas de residuos que no se recogen. La degradación de los arrecifes de coral también se relaciona estrechamente con la contaminación marina y representa una pérdida anual de ingresos estimada de entre 350 millones y 870 millones de dólares.

La contaminación marina no es sólo un problema ambiental, sino también una prioridad económica y social, debido a que la mayoría de las personas de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo viven a 10 kilómetros o menos del mar.

Estas poblaciones, señala, son particularmente vulnerables a las enfermedades gastrointestinales relacionadas con residuos no tratados y virus transmitidos por mosquitos que habitan en bolsones húmedos de basura, lo cual constituye una grave amenaza para el desarrollo regional y la calidad de vida de sus habitantes.

Pero el documento también trae buenas noticias: avances considerables a nivel mundial y regional para enfrentar la contaminación marina, como el que 14 países del Caribe hayan prohibido el uso de bolsas de plástico descartables y que muchos se han unido al movimiento que insta a realizar campañas públicas de sensibilización y sancionar nuevas leyes.

Establece además las principales prioridades para un mar Caribe saludable, productivo y resiliente que promueva de manera significativa un crecimiento “azul” sostenible en la región, como fortalecer el seguimiento sistemático y estratégico de datos sobre contaminantes y ampliar las evaluaciones del impacto económico que permiten cuantificar los costos asociados a la prevención.

Asimismo, considera que tener sistemas de medición y de seguimiento más adecuados y evaluaciones económicas de mejor calidad incentivarán las inversiones y reformas de políticas.

También establece que se debe priorizar e incrementar, en los presupuestos nacionales, el financiamiento destinado a prevenir la contaminación y asumir el compromiso estratégico de controlar la basura, lo que significa detener el flujo excesivo de desechos vertidos al mar, ampliando las inversiones en sistemas de gestión de residuos y cadenas de suministro, involucrando al sector privado.

Por último, demanda aumentar el grado de conciencia, educar y fortalecer la capacidad sobre la contaminación marina y la importancia de la calidad del agua y de realizar inversiones estratégicas en el control de la basura.

 

 

 

FV