La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre una deficiencia de los sistemas de salud carcelaria en Europa, lo que supone en riesgo para la cobertura sanitaria universal establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

 

La oficina regional de la OMS en Europa publicó este jueves un informe sobre estado de salud de las prisiones en 39 países de la región, en el que revela detalles de los sistemas de vigilancia sanitaria y las políticas en esta materia aplicadas a millones de personas en centros de detención europeos.

 

Bajo el título, “Informe de la OMS sobre el estado de salud de las prisiones en la Región Europea de la OMS”, el estudio presenta un análisis de los datos recopilados sobre el estado de salud de las personas en las cárceles y los sistemas de salud penitenciarios europeos entre 2016 y 2017.

 

“Sólo tenemos datos de 39 países, pero los datos que tenemos indican una enorme diferencia en la salud general de las personas en prisión en comparación con las del mundo exterior”, afirmó la doctora Carina Ferreira-Borges, gerente del Programa de Alcohol y Drogas Ilícitas en la Oficina Regional de la OMS para Europa.

 

En un comunicado, Ferreira-Borges destacó que la recopilación de esta información es esencial para permitir la integración de las políticas de salud penitenciaria en la agenda más amplia de salud pública, en beneficio de la sociedad, además de evaluar de manera efectiva las necesidades de la población carcelaria.

 

El  director de la División de Enfermedades No Transmisibles y Promoción de la Salud de la OMS en Europa, Bente Mikkelsen, consideró que el entorno de salud pública en las cárceles es una oportunidad para emprender acciones de salud pública y para mejorar y proteger a poblaciones vulnerables.

 

“Una sentencia de prisión le quita la libertad a una persona; no debería también quitarles su salud y su derecho a la salud “, subrayó Mikkelsen en el comunicado, publicado este jueves en la página web de la OMS.

 

Las cárceles y otros lugares de detención tienen la oportunidad de ofrecer intervenciones y tratamientos preventivos y de reducción de riesgos a una población que antes podría no haber tenido o acceso limitado a la atención médica y un estilo de vida saludable.

 

Según el informe, las cárceles deben verse como entornos en los que las intervenciones de salud pueden contribuir a estilos de vida positivos y cambios de comportamiento, que permita a las personas que salen de prisión reintegrarse en la sociedad.

 

La OMS estima que una gran mayoría de unas seis millones de personas son encarceladas cada año en Europa, reincide en sus comportamientos delictivos y regresa a prisión, además de que durante los primeros días de su liberación aumenta el riesgo de suicidio, autolesiones y sobredosis de drogas.

 

Esto significa que la continuidad de la atención durante esta transición es crítica. Las brechas en la atención durante este período tienen implicaciones negativas significativas para la salud pública y pueden limitar la capacidad de un país para abordar las desigualdades, subrayó el informe.

 

“La población carcelaria, con su carga desproporcionada de enfermedades, es una que no se puede olvidar en la búsqueda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas por parte de la OMS. Para lograr una cobertura de salud universal y una mejor salud y bienestar para todos”, agregó Mikkelsen.

 

 

DAMG