Los cargos de abuso de poder del presidente estadounidense Donald Trump para su beneficio personal, condicionando a Ucrania la asistencia militar y una entrevista en la Oficina Oval se robustecen conforme avanza el proceso de su impeachment; además que nuevos personajes salen a la luz… para incriminarlo aún más.
Hemos visto la confirmación de los señalamientos en su contra con el explosivo testimonio y evidencia de al menos seis funcionarios y diplomáticos de la Casa Blanca, Departamento de Estado y Pentágono en las audiencias de la Cámara Baja del Congreso, la semana pasada, que siguieron por radio, televisión e Internet millones de estadounidenses.
Documentos difundidos por el Departamento de Estado, bajo el Acta de Derecho a la Información, dan una nueva dimensión del esfuerzo concertado entre integrantes del gabinete de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump con participación de legisladores republicanos incondicionales para la búsqueda de información negativa de su potencial contendiente demócrata, Joe Biden.
Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, dijo bajo juramento que mantuvo informado de todos sus movimientos y gestiones al Presidente y al liderazgo del Departamento de Estado “incluyendo al Secretario (Mike) Pompeo” y al Consejo Nacional de Seguridad.
Los documentos difundidos confirman comunicaciones de Pompeo, secretario de Estado, con Rudy Giuliani, abogado de Trump, los días 26 y 29 de marzo de este año, meses antes del injustificado despido de la embajadora Marie “Masha” Yovanovitch, a quien el secretario de Estado -contra la norma de defender a sus diplomáticos-, simplemente le dio la espalda.
Con una orden legislativa para que testifique bajo juramento y a medida que se confirma su participación en el Ucraniagate, que activó el juicio político contra Trump, Pompeo trata de distanciarse, considerando renunciar a su cargo para lanzarse como candidato al Senado por Kansas.
Las revelaciones, sin embargo, lejos de debilitar el apoyo republicano al Presidente, lo fortalecieron.
Pero eso no es todo. Molesto y ofendido porque el Presidente Trump dijo desconocerlo tras múltiples reuniones que tuvo con él, cuando le encomendó la “misión secreta” de obtener material dañino contra Joe Biden, Lev Parnas, americano de origen soviético, asociado de Rudy Giuliani, quien está bajo arresto domiciliario en Miami por violación de leyes de Financiamiento de Campaña, canalizando altas sumas de dinero a congresistas republicanos a cambio de que presionaran por la remoción de Yovanovitch, informó al Comité de Inteligencia estar dispuesto a testificar bajo juramento con la condición de inmunidad, para evitar auto incriminarse.
De acuerdo con Joseph Bondy, abogado de Parnav, Devin Nunes, congresista republicano por California, opositor al impeachment, siendo presidente del Comité de Inteligencia, se entrevistó secretamente en Viena, Austria, a finales de diciembre pasado, con Viktor Shokin, ex procurador de Justicia ucraniano, despedido por corrupción, buscando información negativa de los Biden para satisfacer a Trump.
Esta semana, el Congreso elaborará los artículos de impeachment, que podría basar solo en el abuso de poder a Ucrania, o más amplio, incluyendo otro de obstrucción de la justicia, en el que se incorporaría información del Reporte Mueller.
El juicio en que demócratas consideran tener suficiente información de crímenes de Trump, mientras los republicanos argumentan, como el Presidente, que se trata de un “golpe de Estado” o intento de “debilitar el Presidente” ha generado las mas aberrantes actitudes de este país, que era ejemplo de democracia.
Acorralado, Trump usa un arsenal de tácticas agresivas, atacando a testigos como la embajadora Yovanovicth que despidió, al LTC Alexander Vindman, que acusa de ser “agente ucraniano” tratando de desacreditarlo o a Jennifer Williams, asistente del vicepresidente Mike Pence, a quien califica como “Never Trumper”.
Además insulta, golpea o pone apodos a los demócratas como nunca había hecho presidente alguno de este país, por lo que el impeachment genera un gran interés en naciones industrializadas a las que preocupa el futuro y sus relaciones con Estados Unidos, lo que parece contrastar con América Latina y naciones africanas.
LEG