Las costas del Golfo de México, Campeche y Tabasco en particular, vivieron en los siglos XVI y XVII ataques de piratas ingleses, franceses, portugueses y holandeses. Las crónicas refieren la presencia en estas costas de expediciones extranjeras, como la del famoso Henry Morgan, que provocaron pánico debido a la violencia con la que despojaban a comerciantes y autoridades de las riquezas que la Nueva España enviaba al imperio español.
Pasados los siglos, el fenómeno de la piratería en alta mar ha vuelto a esa zona. Desde el año pasado, los asaltos a embarcaciones e instalaciones estratégicas de Petróleos Mexicanos se han incrementado para convertirse en un delito que preocupa a autoridades y genera dudas en inversionistas.
El 11 de noviembre pasado, un barco de bandera italiana de 75 metros de longitud y capacidad de 600 toneladas, el Rema, fue atacado en costas del Golfo de México por un grupo de ocho delincuentes que viajaban en dos lanchas con potentes motores y armados con rifles de asalto. Los piratas lograron abordar la embarcación e hirieron a dos de los tripulantes europeos, a quienes dispararon antes de robar dinero, documentos y parte de los bienes que transportaban.
Una semana antes, un grupo armado que logró ingresar a la plataforma petrolera Independencia, propiedad del Grupo Carso, realizó disparos, generó caos y robó pertenencias y dinero a los trabajadores que no lograron refugiarse a tiempo.
Datos de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) muestran la tendencia al alza de este delito en aguas del Golfo de México. En 2016 se registraron 48 casos de piratería, 144 en 2017 y 200 durante el año pasado.
Este organismo global revela que, en lo que va de este año, se han cometido 167 asaltos en altamar, un promedio de casi 17 incidentes por mes. Este fenómeno impacta directamente a barcos mercantes, pescadores y embarcaciones que laboran para Petróleos Mexicanos.
El diario Tribuna, de Campeche, dio a conocer que la mayoría de estos delitos se cometen en el llamado Triángulo del Crimen, ubicado a 80 millas náuticas de las costas de ese estado, entre Dos Bocas, Tabasco, Ciudad del Carmen y el campo Cantarell.
Los testimonios que se han logrado recabar hablan de grupos de hasta 15 delincuentes que arriban a barcos e instalaciones petroleras a bordo de potentes lanchas, con armas de alto calibre que utilizan para intimidar y lesionar a sus víctimas. Escenas muy similares a las que, desde hace décadas, pueden ser observadas en una de las zonas más peligrosas del mundo para la navegación, que es Somalia.
Segundo tercio. Mal por el Congreso de Quintana Roo después de haber adoptado la Ley de Bienestar Animal, con la que se prohíben corridas de toros y peleas de gallos. Los legisladores afectan a 55 comunidades de ese estado e ignoran que en la entidad se dieron el año pasado 387 festejos, a los que asistieron 260 mil espectadores.
Tercer tercio. El impacto económico por la medida antes mencionada es sumamente grave. Las corridas generaron en 2018 una derrama de al menos 95 millones de pesos e impulsaron la creación de 25 mil empleos. No saben los diputados locales que serán las comunidades las principales afectadas. Habrá acciones de inconstitucionalidad, ya que el proceso legislativo está lleno de inconsistencias.