Volvió a suceder.
Una vez más no puede hacer bueno un prometedor comienzo.
Las mentiras son fáciles de decir y son útiles para un gobernante.
Esto dijo Claudia Sheinbaum, durante su primer informe de Gobierno:
“Hemos trabajado arduamente para regresar a la Ciudad a un camino de honestidad… Hemos avanzado en la mayoría de las acciones que nos planteamos, pero si bien contentos por servir a la ciudadanía, apenas comienza la verdadera transformación para cumplir con todos los compromisos que hicimos”.
A veces la fortuna inventa respuestas a promesas imposibles de cumplir. ¿Por qué?, porque no conoce la ciudad que gobierna.
Y es la respuesta a la pregunta ¿por qué no ha servido lo que se hizo en el último año?.
El error más grande es que no puede hacer pasar lo mediocre por bueno y lo bueno por excelente.
“Llegamos al Gobierno de la Ciudad de México a realizar cambios profundos para terminar con una política de privilegios, corrupción y abusos que se impuso como forma de gobierno en contra de la voluntad popular. Llegamos a construir una ciudad más justa, con menos desigualdades y en la que ampliemos el acceso de todas y todos a los grandes derechos”.
De sobra es conocido que el resultado no es el deseable y no entiendo las rotundas certezas de la Jefa de Gobierno:
“Lo que presento hoy no se hubiese logrado si no fuera por una administración sin corrupción, finanzas sanas, austeridad republicana y también una gobernabilidad establecida por la coordinación estrecha de las 16 alcaldías, la Secretaría de Gobierno y los diversos poderes que componen nuestra gran Ciudad de México”.
Los problemas ya existían cuando ella llegó, por eso ya no puede recurrir a los mismos argumentos de campaña, es un error.
Y ese error la lleva a atrincherarse y a darse por vencida ante lo que realmente debería preocuparle:
“Sabemos que existe una cifra negra de delitos, una cifra negra muy importante que hasta que no se dé mayor certeza con la Fiscalía General de la Ciudad de México, no irá aumentando considerablemente el número de denuncias y disminuyendo la cifra negra¨.
Ante la batalla perdida lo único que le queda es refugiarse en más mentiras, éstas ilustradas.
“Quisiera mostrar las gráficas de tendencia de delitos denunciados. Lo que quisiera rescatar es que cambiamos la tendencia de crecimiento de los delitos al inicio del decremento de los delitos”.
La Jefa de Gobierno debería estar preocupada de lo que se le espera, pues hoy las fuerzas que la apoyaban, ya no son las mismas.
Hoy la Jefa de Gobierno es impopular y sus decisiones políticas son muy cuestionadas.
La bandera de acabar con la corrupción, emblema de su gestión está a media asta.
Por las calles de la ciudad se respira corrupción e inseguridad, el trauma no ha sido superado.