Una propuesta de la senadora Soledad Luévano provocó un debate sobre el Estado laico, en el que se finca buena parte de la convivencia de la sociedad mexicana.
Cuando los héroes de la Reforma decidieron sacar de la vida pública al clero le dieron a México una solidez institucional con la que comenzó la modernidad de la nación.
La propuesta de la senadora Luévano es desafortunada.
Pero la propuesta de la ex secretaria de finanzas del PRI de Zacatecas es un despropósito ante el discurso juarista del presidente López Obrador, en el que la separación de las iglesias y el Estado es pieza fundamental en su triunfo de julio de 2018.
¿Qué quiere la senadora Luévano? Primero, disolver la separación de las iglesias y el Estado; se permitiría la participación (le llaman colaboración) entre iglesias y Gobierno para promoción de desarrollo social.
Javier Tejado, columnista de El Universal, afirma que las iglesias podrían ser sostenidas económicamente con sus donaciones (el diezmo) y se relajaría el régimen que no les permite tener propiedades. Esto quiere decir que la legisladora por Zacatecas quiere regresar a México a una época anterior al 25 de junio de ¡1856! Ese día se promulgo la Ley de Desamortización de las Fincas Rústicas y Urbanas de las Corporaciones Civiles y Religiosas de México.
Quién también alerta sobre esta penosa propuesta es el ministro en retiro José Ramón Cossío, quien asegura que sería un retroceso a la laicidad y que lo planteado es un disfraz de libertad religiosa.
Lo que la senadora ha ganado en estos días es ser desautorizada por sus compañeros de partido, por senadores de la oposición y, peor para ella, por el mismísimo presidente López Obrador.
Hace casi un siglo, de 1926 a 1929, los mexicanos nos vimos envueltos en una guerra sangrienta por motivos religiosos, La Cristiada. Desde que Carlos Salinas reformó el artículo 130 de la Constitución, las agrupaciones religiosas quieren más y más intervención en nuestra vida pública cuando su espacio es el cuidado de las almas.
A la senadora Luévano le deberían recordar aquella máxima que dice que a Dios lo que es de Dios y al César lo del César. Ojalá que Ricardo Monreal ponga orden en su bancada y se dejen de ocurrencias, para eso no se votó por ellos.
La Letrina. Donald Trump irá a juicio político. La Cámara de Representantes lo puso en el banquillo de los acusados. Los demócratas saben que sus adversarios republicanos no van a destituir al presidente de los Estados Unidos. Lo único que podrían lograr los rivales de Trump es debilitarlo para que no logre la reelección. Si fallan, habrá Trump hasta el 2024.