No necesitaron un vestuario deslumbrante ni colocarse el tradicional traje rojo, mucho menos colocarse una botarga para parecerse al hombre gordo que este día deja regalos a los niños y niñas en diferentes partes del mundo.
Jóvenes, dos hombres y dos mujeres, que cargaban con pelotas, carritos, collares, dulces y lanza burbujas, decidieron ponerse un gorro de Santa Claus, lograron que los pequeños brincaran o incluso se desprendieran de la mano de su padres para poder tener un obsequio.
Ellos caminaban por la Avenida Juárez del Centro Histórico de la Ciudad de México, no quisieron hacerse evidentes públicamente y apenas aceptaron posar para la foto que diera testimonio de sus acciones.
Al llegar a la plazuela del Palacio de Bellas Artes, padres y madres ya se habían percatado de los regalos y los empezaron a rodear.
“Fórmate mi amor”, le dijo una madre a su hija, “¿qué están dando?”, preguntaba otra señora, una más le respondió, “juguetes a los niños”. La que preguntó se quitó la bufanda de la boca y lanzó el grito “Laloooooo vente hijo”, y un pequeño de 10 años corrió para recibir una pelota.
Los Santas improvisados no pertenecen a ninguna organización, pero este 25 de diciembre aseguraron salir a repartir “a niños que no tienen un juguete”.
gac