Han transcurrido quince meses desde que inició la LXIV Legislatura. Desde entonces y hasta la fecha se han realizado 119 sesiones, durante las cuales las senadoras y los senadores hemos logrado alcanzar importantes consensos que han permitido construir los cimientos normativos de la Cuarta Transformación de la vida pública del país, siendo así un periodo disruptivo en el que se han producido separaciones bruscas del orden establecido previamente, todas ellas como resultado del cambio de régimen que desde la Cámara Alta de México se ha venido impulsando.
La LXIV Legislatura es la primera en la que se logró tener un Senado paritario: de 128 integrantes, 63 son mujeres, que representan el 49 por ciento de su composición. Además, de las 46 comisiones ordinarias que lo conforman, 21 son encabezadas por legisladoras. Similarmente, la Mesa Directiva es presidida por la senadora Mónica Fernández Balboa, quien se convirtió en la cuarta mujer en desempeñar este cargo.
El siglo XXI es el siglo de las mujeres y por ello resulta sumamente importante que desde su origen las normatividades aprobadas tengan una visión de género, algo que difícilmente hubiera sido posible si, como en el pasado, la Cámara Alta estuviera mayoritariamente compuesta por hombres.
Uno de los principales objetivos de la Cuarta Transformación es transitar hacia una verdadera democracia en la que, finalmente, la soberanía sea ejercida por el pueblo y no, como anteriormente, de manera unilateral por una minoría compuesta por autoridades. Con esto en mente, durante estos 15 meses de trabajo, el Senado se ha acercado a la ciudadanía a través de la instalación de parlamentos abiertos, para la toma de decisiones trascendentales. Con este mecanismo como guía, las legisladoras, los legisladores y la población discutimos, entre otros temas, la creación de la Guardia Nacional, las reformas educativa y laboral, la consulta popular y la revocación de mandato, instrumentos encaminados a fortalecer aún más la democracia participativa.
En estricto apego a los principios de igualdad de género y participación ciudadana, se han aprobado las reformas necesarias para concretar el cambio de régimen: algunas se traducirán en políticas sociales que realmente incidirán en la mejora de la calidad de vida de todas las personas; asimismo, se lograron consensos encaminados a construir un marco regulatorio que permita un desarrollo económico más equitativo, y se diseñaron herramientas normativas para castigar la corrupción y acabar con la impunidad. Igualmente, entre muchos otros temas más, se aprobó la estrategia de seguridad tan necesaria para lograr la pacificación del país.
Estos cambios no se detendrán. La disrupción respecto al antiguo régimen continuará siendo impulsada desde el Senado de la República. Durante el próximo periodo de sesiones se empezarán a construir los niveles superiores de la Cuarta Transformación de la vida pública nacional. Nos esperan discusiones extensas en torno a reformas importantes, como las relacionadas con cannabis y outsourcing. Aún queda mucho por hacer, pero es un hecho que durante la LXIV Legislatura estamos haciendo historia y así seguiremos, apegándonos a los principios que hasta el momento han marcado una positiva diferencia en relación con el pasado.
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