Mil piñatas y sus picos multicolores, enmarcaron las sonrisas y felicidad vibrante de niños y adultos que acudieron al Zócalo de la Ciudad de México a darles de palazos y romperlas, para que su esfuerzo se viera coronado con una cascada de dulces y juguetes que brotaban de sus abultadas “barrigas” reventadas; así se vivió el Día de Reyes.
Un intenso sol de mediodía también fue parte de la algarabía entre los asistentes, a quienes no importó hacer largas filas para esperar su turno de pegarle a la piñata.
En cuatro marcos de donde pendieron las piñatas, rebosantes y mecidas al aire al son del tradicional canto: “dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino”; Zhomara, pequeña de 10 años, oriunda de la alcaldía Gustavo A. Madero le pegó a una de ellas, y “liberó” lo que había en su interior.
Sonriente, y con la frente perlada de sudor, la pequeña comentó que aunque hizo fila por casi una hora (junot a sus hermanitos y sus papás), no le importó porque rompió la piñata y se ganó unos dulces.
Por su parte, el señor Manuel Méndez de la alcaldía Álvaro Obregón, reconoció que se desesperó un poco con la espera, pero decidió acudir al festejo con sus tres nietos de cuatro añitos, así como dos sobrinitas, su esposa, hija y cuñada, por la algarabía que se vive en estas fechas en el Centro Histórico capitalino.
“Ver a mi familia contenta es lo importante; no me importan estas filas y sólo estar unos momentos para pegar a la piñata, la verdad, venimos por la algarabía que se vive”, comentó.
Así, cientos de personas, decenas de familias esperaron su turno para romper la vistosas piñatas de papel china y metálico que lanzaban curiosas irisdicencias al reflejar el intenso sol del mediodía.
Además, mientras esperaban, adultos y niños disfrutaron de tres mil roscas de reyes individuales, y una bolsita de juguetes de regalo, sin tomar en cuenta la diversión de romper las piñatas.
Y, para todos hubo alegría, ya que al final de la jornada, el personal de limpieza (que no alcanzaron su bolsita de juguetes), se llevaron su piñata como premio de consolación.
RYHP