Hace unos días, tras la ejecución del general iraní, Qasem Soleimani, por un bombardeo que realizó el gobierno norteamericano, se han vivido momentos de tensión en la zona de Medio Oriente. Aún es pronto para saber si la muerte del general iraní se traducirá en una confrontación directa entre Estados Unidos e Irán, o si desencadenará en una guerra global. Pese a ello, vale la pena analizar el papel de México en un posible conflicto internacional.
Nuestro país no se ha caracterizado por ser una nación bélica. En las guerras internacionales sólo participó de manera activa en la Segunda Guerra Mundial, tras el hundimiento del buque petrolero Potreo del Llano. Al comienzo solo suministraba combustible a los aliados, aunque tras la destrucción de otros buques, el gobierno decidió enviar soldados al frente del campo de batalla para que lucharan en el Pacífico. El escuadrón 201 fue la unidad aérea que participó de manera destacada apoyando en la liberación de Filipinas de la ocupación japonesa. Si bien, la participación de México en el conflicto fue reducida en el número (290 efectivos), fue efectiva e importante.
La guerra mundial también trajo consigo una oportunidad para el país, ya que el gobierno aprovechó para impulsar una agenda que beneficiaría a los trabajadores mexicanos, con el programa Bracero, que sirvió para cubrir la falta de trabajadores en el campo estadounidense, debido a que se habían enrolado en el Ejército. Actualmente, no se vislumbra que el conflicto entre Estados Unidos e Irán pueda llegar a favorecer alguna agenda particular de México como sucedió en 1942 con la firma del programa, pero tampoco es descartable. El impacto que puede tener la guerra puede ser de manera indirecta, con un incremento en los precios del petróleo (se informó que tras el ataque la mezcla mexicana se incrementó 3.9%), aunque también habrá un incremento del costo de la gasolina y es aquí donde cobra relevancia el hecho de ser autosuficientes en materia energética.
El presidente López Obrador, por su parte, rechazó fijar una postura al respecto sobre el conflicto entre Estados Unidos e Irán, y comentó en su conferencia mañanera del pasado viernes que no podía opinar sobre eso. Sólo señaló que de acuerdo con el artículo 89 de la Constitución, México debe defender los derechos humanos y pugnar por la autodeterminación de los pueblos. Esta postura fue secundada por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que señaló en su cuenta de Twitter que, en apego a los principios constitucionales de política exterior, refrenda el valor del diálogo y la negociación en la solución de controversias internacionales.
Mucho se ha criticado al actual gobierno de no tener una posición más activa en política exterior, y el conflicto actual puede representar una ventana de oportunidad para tener una perspectiva distinta. Hay que recordar que nuestro país fue impulsor del Tratado de Tlatelolco, que promovía que América Latina y el Caribe fuera la primera zona libre de armas nucleares en el mundo. México puede volver a impulsar la medida, promoviendo una causa justa y necesaria para la pacificación no sólo de la zona, sino del mundo.
* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).
@ArturoAvila_mx
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