Dos factores toman relevancia en el análisis de los recientes hechos de tensión entre Estados Unidos y la región del Oriente Medio (que incluye primordialmente a Irán e Irak): las elecciones presidenciales de noviembre próximo en Estados Unidos y la tensión permanente que habrá con grupos opositores a dicha nación, como Hezbolá.
María Fernanda Vidal, politóloga experta en geopolítica y académica de la Universidad Panamericana, consideró que, tras su discurso del miércoles, Trump logró concertar los intereses de organismos internacionales como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) -la cual le manifestó su apoyo y colaboración de forma inmediata-, y la Unión Europea, cerrando parte del consenso mundial hacia sus intereses y ejercer mayor control en la región.
Además, fijo un mensaje claro rumbo al ejercicio electoral mediante el cual busca su reelección.
“Hay una pretensión de debilitar la competencia por la Presidencia al Partido Demócrata. Desde la manera en que comienza el discurso (Mientras yo sea presidente de Estados Unidos, nunca se le permitirá a Irán tener un arma nuclear), establece que si votan por él, yo te aseguro que Irán no será una potencia nuclear, es un mensaje para las cifras”, expuso la especialista.
En un segundo plano, aclaró que la respuesta bélica de Irán a Estados Unidos tras el asesinato del comandante Qasem Soleimani sería clara y reivindicada, sin embargo, se puede esperar que continúen las tensiones, pero a un nivel que no corresponde al Estado.
“Soleimani manejaba actores no formales, armados, paramilitares que operaban al margen, como Hezbolá, y es probable que la respuesta que tuvo Irán no les parezca suficiente, pues fueron daños mínimos sin víctimas fatales, y tomar sus propias acciones”, detalló.
“Hay muchos actores y muchas fuerzas”, agregó, “y todos están armados. Eso hay que entender de la región”.
Además, los ataques de dichas agrupaciones no necesariamente recibirán una respuesta inmediata de Estados Unidos, como la tuvo la agresión del Gobierno iraní.
LEG