En 2003 la escritora Lionel Shriver sacudió el mundo literario con su obra Tenemos que hablar de Kevin, una historia basada en muchas historias reales: un muchacho de 16 años llegó a la escuela con armas y asesinó a una maestra, siete alumnos y un camarero. En cartas a su esposo, la protagonista Eva -fundadora de la humanidad- repasa su mundo íntimo.
La tragedia de Torreón no es nueva en México, no se explica por el escenario de inseguridad en los medios y tampoco hay que echarle tierra para olvidarlo. Algunos escritores mexicanos de novela policíaca han llegado a preguntar y preguntarse por qué los escenarios mexicanos de inseguridad no reproducen los estadounidenses.
Ya no: el criterio de excepcionalidad no funciona; la mente humana se descompone por su entorno y tiene que ver con los valores sociales en curso. Sí, en México pueden ocurrir matanzas como en los EE. UU., aunque ello no aporta respuestas.
Shriver exprime a su protagonista con el agobio de los recuerdos, el dato de que era un niño no deseado y la disfuncionalidad matrimonial por falta de convicciones. Y si se quiere buscar un punto de origen, hay que indagar en la familia y en las razones de los embarazos.
Y luego pasar al otro tema central: el acceso a las armas. El problema real de México no es el contrabando de armas de fuego, sino la disponibilidad en tianguis clandestinos… que todos conocen. Cualquiera puede tener un arma: para defenderse, para presumir o porque sí.
En este sentido, la tragedia de Torreón obliga a las autoridades educativas a implementar campañas contra la violencia fuera y dentro de las aulas y a los maestros a poner más atención en los alumnos, a fin de no llegar al absurdo estadounidense: que los maestros porten armas para defenderse.
En esas tragedias todos somos culpables, pero todos tenemos la solución en las manos. Si no, el ejemplo imitación que pasó de los EE. UU. a una ciudad mexicana podría extenderse a otros alumnos mexicanos.
Zona Zero
- La tragedia de una escuela primaria en Torreón recordó la parte de responsabilidad gubernamental, educativa, social, familiar y de medios: un niño de 11 años reproduce escenarios de Columbine en 1999 en Colorado, EE. UU. y exige el replanteamiento de estrategias de seguridad, información criminal y relajamiento educativo.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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