Gustavo Rentería*
Todas las encuestas coinciden en que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se quedará con la gubernatura de Colima en 2021.
Si hoy fueran la elecciones, dicen los ejercicios demoscópicos, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no tiene posibilidades de repetir, y mucho menos Acción Nacional (PAN), después del papel del impresentable, y lo que representa, Jorge Luis Preciado.
José Ignacio Peralta es un joven político muy discreto. Es licenciado en Economía por el ITAM y realizó un posgrado en la Universidad de Essex en el Reino Unido. Trabajó indirectamente -con trabajos académicos- para el entonces Departamento del Distrito Federal, Secretaría de Hacienda y la SEP.
Ingresó al Banco de México en 1993 y años después se convirtió en secretario de Fomento Económico de su estado, lo que lo catapultó para ganar la alcaldía de Colima.
Su amistad con Luis Videgaray Caso, y su disciplina, lo acercó con el entonces candidato, presidente electo después y titular del Ejecutivo Enrique Peña Nieto. Fue Coordinador de Proyectos Especiales del Equipo de Transición del priista, y fue nombrado subsecretario de Comunicaciones y Transportes (SCT) y tuvo a su cargo la reforma estructural más aplaudida y cercana a todos los mexicanos, la de telecomunicaciones.
Vale la pena recordar, que hoy pagamos menos de la mitad por la telefonía celular, se acabaron los absurdos cargos por largas distancias, y la competencia en televisión abierta es ya una realidad. En cierta manera se la debemos a él, porque luchó contra un monstruo de mil cabezas, con intereses multimillonarios en contra.
Logró juntar al Partido Verde Ecologista (PVEM), Partido Nueva Alianza (PANAL), Partido del Trabajo (PT) y después de dos elecciones muy competidas, se convirtió en gobernador de Colima con el 43.23% de los sufragios emitidos.
Nacho (como le llaman sus seguidores y amigos) Peralta entregará el poder el 31 de octubre de 2021, y la pregunta que todos se hacen en Armería, Comala, Coquimatlán, Cuauhtémoc, Ixtlahuacán, Manzanillo, Tecomán y Villa de Álvarez es a quién le dará las llaves del despacho.
Los que aseguran saber los deseos de Andrés Manuel López Obrador dicen que será a Indira Vizcaíno o a Leoncio Alfonso Morán Sánchez, porque a Virgilio Mendoza del tricolor, no le alcanzará.
Pero no debe descartar ningún lector de esta columna, ni ningún colimense, a la familia Delgado.
Leticia es licenciada en administración de empresas por el Instituto Tecnológico de Colima y fue directora administrativa de los Servicios de Salud del estado. Hoy es la titular de la Secretaría de Salud.
Mario, el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados posee una carrera que lo hace acreedor directo a la gubernatura de su estado.
Fue secretario de Finanzas y titular de la Secretaría de Educación del DF, así como senador de la República. Su relación estrecha y leal a Marcelo Ebrard lo posiciona en la antesala de Palacio Nacional.
Es decir, en el escenario de que el Canciller sea “el bueno” en 2024, Mario Delgado sería secretario de Hacienda o de Gobernación del “presidente Ebrard”. Esa es la opción A del diputado, y por qué no soñar con suceder a su jefe.
La opción B es que vaya al Gabinete en la segunda parte de la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, no le pegue con “la grande” a su amigo, y el pueda lograr la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
¿Y por qué no pensar en la opción C? La gubernatura de Colima es un gran honor para todo aquel que nació en aquella entidad y mucho podría aportar el también economista por el ITAM y también posgraduado por la Universidad de Essex.
No pierda de vista estos tres escenarios.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
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