@guerrerochipres
Se debilitaron los asideros en la crítica que ciertos opositores hicieron al Gobierno actual sobre la utilidad de las reuniones contra la inseguridad.
Después de los sucesos de los últimos meses (entre la emboscada en Aguililla, la liberación de Ovidio Guzmán, el crimen contra la familia LeBaron y el tiroteo en el Colegio Cervantes) la responsabilidad individual que cada gobernador tiene sobre sus territorios es tan pertinente como siempre y como lo indica la ley.
El debate, y una solución realista y acorde al complejo escenario nacional, se sugirió tras la reunión que Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, sostuvo con la Conago para replantear las Mesas Estatales para la Construcción de la Paz.
Si a nivel local Claudia Sheinbaum inició, conforme al libro y la práctica policial que incorporan políticas sociales, una estrategia de inteligencia, presencia en territorio, endurecimiento de penas y coordinación y cooperación institucional y ciudadana, dichos ejes estratégicos deberían ser retomados en el combate de una crisis que ha puesto en tela de juicio la capacidad de los estados y el Estado contra la violencia en el país.
Una pista para acertar “juntos en seguridad” es pensar en la expansión de la Guardia Nacional, como símbolo de la gestión actual y como instrumento operativo específico en territorios victimizados.
En la reunión privada, varios gobernadores hablaron de la necesidad de más recursos. La expectativa ni es nueva ni es garantía de nada, como se observa en los últimos tres años del gobierno pasado. Sin estrategia, liderazgo, compromiso, eficiencia y honestidad, no hay dinero que sirva.
Un año después de haber tomado protesta, llegada la hora de corregir y dejar atrás prejuicios partidistas, aunque no sea posible hacerlo con los intereses de grupo, sigue como indispensable la retroalimentación a la que el Ejecutivo y los principales operadores de la seguridad están obligados.
Permanece la oportunidad para vincularse, encontrar conjuntamente soluciones disponibles y espacio legítimo para el cambio de opinión: después de la crítica no hubo gobernadores ausentes durante la sesión del martes con el Presidente de la República.
La seguridad es el mayor campo de oportunidad para el liderazgo político.
Al mismo tiempo, persiste la gran interrogante de precisar los ejes estratégicos nacionales respecto de los organismos delictivos de alta peligrosidad.
Durazo ha sido siempre un hombre con inteligencia emocional notable. Sus críticos más constantes señalan con algún tino que eso no se traduce en capacidades de liderazgo operativo o de articulación respecto de un fenómeno cuya complejidad no ha desarmado al gobierno que se construye con el cambio de régimen iniciado en el 2018, pero tampoco ha sido desvanecida como preocupación general en todo el territorio.
Por si fuera poco, la preocupación por una nueva generación de mexicanos víctimas de un entorno donde los padres están más lejos que, como ocurrió en Coahuila, un abuelo que ahora se culpabiliza por omisiones reales y supuestas, ha reencendido el tema de la seguridad más cercana y familiar.