Esta temporada en México –a pesar de infinidad de situaciones espeluznantes, contradictorias, espectaculares, etcétera, que tuvieron lugar en todo el mundo— hubo cuatro eventos que me llamaron mucho la atención por la infinidad de personas que prefirieron no viajar –otros sí, y mucho– para estar al lado de amigos, colaboradores y seres queridos, siempre pensando en que sí existe un Creador (“Yo soy el que soy”; respetamos a creyentes, ateos o agnósticos) para que todo se desarrolle según su voluntad. En primer lugar, Edoardo Olivieri, GR de Grupo Hunan (cuentan con más de 20 feudos culinarios), y Gilberto Blanco, me celebraron mis 52 años de periodismo escrito, radio, TV, espectaculares, tarjetas postales, conferencias, etcétera, además de mis 44 años en Mundo Ejecutivo como pionero de la célebre revista que fundaron Miguel Cámara Peón y Walter Coratella, qepd, único mexicano en ganar un campeonato mundial de backgammon. Todo tuvo lugar en el Sylvestre de Plaza Artz (frente al Hospital Ángeles del Pedregal), donde reunieron a amigos, medios y otras personalidades y, francamente, me quedé sorprendido que el feudo culinario de los Cuaik estuviera hasta el tope. Por supuesto, comí las chalupitas de chicharrón prensado, sopa de fideo de Los Reyes, y filete Mignon de la alta escuela gastronómica. Me homenajearon con un cohete diminuto, un original pastel, y quiero decirles que de todos los Sylvestre, éste es el más logrado, elegante, ubicado y pletórico de personalidades plurales. Vi a Manuel Valles, doctores Ricardo y Mónica Washington (él, siendo mexicano hasta las cachas, desciende directamente del presidente George Washington de EU); y a Carmiña Vaqueiro y Carmina Peralta, quienes un día antes habían estado en Sylvestre—Polanco (léase: Ruiciro Rivera), donde recordamos la mejor época de México en lo que se refiere a estilo de vida (de los 60 a los 90).
Inolvidables reuniones con Luis Pablo y las Carlotas
Y brevemente, cuando uno se reúne con gente de abolengo (no con nuevos ricos –que no tiene nada de malo, pero a muchos les falta camino para respetar valores–, gente que no ama este país y para qué le sigo), nos vienen recuerdos de antaño cuando Luis Pablo Martínez del Río (empresario de bienes raíces y constructor), Olga Carlota Escandón de Martínez del Río (la bella y elegante señorita que llegaba con brillantes reportajes al noticiero de Jacobo Zabludovsky, qepd), Mayita y Ramón Corona, Mayita Martínez del Río (casada ahora con el hijo del inolvidable Gaspar Rivera Barrios, qepd), Olga Carlota Martínez del Río Escandón y sus hijos; Hugo Villalobos y Mónica Hayes de Villalobos y su hija Victoria; arquitecto Alejandro Dolores Astudillo y Dolores Aparicio, entre muchos discernimientos de temas, gozamos de una inolvidable Cena de Año Nuevo y una perfecta Cena de Reyes en un ambiente elegante, único, sin pretensiones que nos hizo recordar una época inolvidable de un México (ahora existen “muchos Méxicos”). Gracias por todo. A mis lectores les deseo lo mejor por siempre, no soy regiomontano para felicitarlos sólo por este Año Nuevo 2020. Que logren sus metas, salud, bienestar, pero no se olviden de la vida espiritual. Y hasta el próximo jueves, ¡Abur!