Beirut.- La cifra de heridos por los violentos enfrentamientos entre la policía de Líbano y manifestantes registrados durante el pasado fin de semana subió a 460, informaron este lunes trabajadores de emergencia.
Fue la cifra más alta desde que las protestas en gran parte pacíficas estallaron en el Líbano el 17 de octubre.
A medida que el país se hunde más en una crisis económica en donde muchos no pueden encontrar trabajo, pagar los bienes básicos o incluso retirar su dinero de los bancos, la ira se desborda hacia una élite gobernante que ha dominado el poder desde la guerra civil de 1975-1990.
Las multitudes volvieron a las calles en Beirut el sábado y domingo cerca del Parlamento y la policía disparó gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a las multitudes que lanzaron piedras, barras de metal, ramas y pirotecnia a los uniformados, destacó Al Yazira.
Los manifestantes exigen poner fin al sistema político sectario del Líbano e instalar un gobierno de expertos independientes sin vínculos con sus partidos tradicionales.
La furia en las calles de Líbano y su ciudad capital comenzaron el 17 de octubre, cuando la población y diversos grupos religiosos comenzaron a expresar su descontento por la mala gestión de la administración actual y por la corrupción existente en el país, lo que llevó a la dimisión de Saad Hariri de su cargo como primer ministro.
Es un país donde los cargos políticos se reparten según el peso de cada confesión, el de primer ministro está reservado a los sunitas, pero la chiita Hezbollah con apoyo de otros partidos, se inclinó por Diab, exministro de Educación en un gobierno pasado de ese movimiento islámico.
A pesar de que Hariri renunció a su cargo, el parlamento libanés no ha concretado la formación de gobierno debido a que los partidos políticos al interior del órgano legislativo no han concretado un acuerdo.
fahl