En algún mundo alterno los algoritmos deben estar burlándose de nosotros, de nuestra vida traducida a lenguaje binario, de nuestra terquedad en medirlo todo. Basta con observar la clasificación de las mejores ligas del mundo elaborada por la Federación de Historia y Estadística del Futbol (IFFHS), para conceder que eso no funciona.
La Premier League encabeza el listado por primera vez en diez años, como si no llevara demasiado tiempo siendo el modelo de torneo doméstico al que todos aspiran. Por espectáculo, emoción, ingresos, reparto de dinero, conexión con el aficionado, posicionamiento global, competitividad, satisfacción de quien lo consume, no hacía falta que el Liverpool rompiera la hegemonía Madrid-Barcelona en la Champions para saberlo.
Luego viene la liga brasileña, que es sin duda la mejor del continente americano, aunque a una distancia sideral de las principales europeas. Dudo que quien acepte contemplarla por delante de España o Alemania, haya acudido jamás a un estadio en Brasil, haya conocido como resulta hoy esa experiencia, haya asimilado que ese futbol está en crisis pese a gastar tanto, clubes que se desprenden de sus mayores talentos cuando recién han debutado (pensemos en los fichajes adolescentes del Madrid: Vinicius, Rodrygo y Reinier).
Después aparecen, sucesivamente, España, Italia, Colombia, Portugal, Francia, Holanda, Argentina, Alemania: suficiente como para no hurgar más y restar toda relevancia a que la Liga Mx es la 21 o la Major League Soccer la 66.
Puesta a clasificar a cada torneo, la IFFHS configuró puntuaciones como mejor le pareció. A partir de eso, brotó este sinsentido.
Mis críticas no se basan en ver tan rezagado al certamen mexicano (en mi opinión, bien podría estar hacia el puesto 12), sino en el desdén que esta tabla muestra a lo relevante: la calidad del juego.
Nos encantaría como latinoamericanos que así fuera, pero en Colombia no se juega hoy mejor que en Francia, así como en Argentina ni remotamente que en Alemania. Lo mismo, esperamos que el futbol africano despunte como se profetizó tantas décadas atrás, mas hoy Túnez y Marruecos no tienen cómo estar en el top-20.
A cada Mundial de clubes queda claro que los europeos, aún cansados y alternando titulares, están en otra dimensión respecto al resto. Lo mismo, que México no ha sabido mostrar en la cancha el nivel que se insiste fuera de ella. Una Liga Mx que, por millonaria que sea, tampoco será de la élite si antes no resuelve errores tan lamentables como renunciar a la Libertadores, anular el descenso, admitir equipos con deudas, instaurar un pacto de caballeros que contraviene la normativa de traspasos fijada por la FIFA, incluso carecer de un laboratorio para detectar dopaje.
La IFFHS se fundó cuando nadie en el futbol prestaba atención a lo que hoy se ha consolidado como Big Data. Sus aportaciones han tenido tal relevancia que hoy la FIFA le otorga un reconocimiento especial.
Sin embargo, su credibilidad queda muy golpeada con reportes como éste, el algoritmo riéndose de quienes limitan a él todo conocimiento.
Twitter/albertolati