Por años, la Ciudad de México ha mantenido una tarifa subsidiada del agua, por lo que la recaudación es insuficiente para la operación y mantenimiento de la gran infraestructura hidráulica de esta metrópoli.
Las propias autoridades y expertos han reconocido que las bajas tarifas acrecentan el problema de los servicios hidráulicos de la ciudad, pues entre otros factores, esta política tarifaria también ha generado que los hábitos del derroche se masifiquen y que no se logren proyectos de sustentabilidad.


Ahora para promover el ahorro del agua a nivel doméstico, el Gobierno capitalino cobrará 35% extra en los primeros seis meses de 2020 por consumos mayores a 60 mil litros al bimestre, según lo establece la Gaceta Oficial del pasado 17 de enero. La nueva política pública apunta a 165 colonias residenciales que se ubican en las alcaldías Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo y Tlalpan.


Estas demarcaciones, de acuerdo con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, son donde viven familias con muy alto nivel económico, y reafirma que la medida no se trata de un castigo, sino para promover un uso racional del líquido, como es en el riego con manguera de las áreas verdes.
El Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) justificó el cobro adicional en la zona poniente, ya que se tienen consumos per cápita diarios de 350 litros, mientras el promedio de la ciudad es de 220 litros diarios, y en la zona oriente (la más afectada por el desabasto de agua) es de 150 litros en promedio al día.
No hay duda de que la zona oriente es una de las regiones donde el tandeo y la mala calidad del agua son constantes. Además, la ciudad es altamente vulnerable a los impactos de las sequías (cuando bajan los niveles de las presas del Sistema Cutzamala), y es por eso que ahora las autoridades obligan al uso racional para evitar colapsos mayores en la próxima época de estiaje.


El enfoque ahora es al bolsillo de los que más tienen y más consumen agua, pero hay estudios (que se realizaron en otras administraciones capitalinas) en los que se señalan a sectores populares, ubicados en diversas regiones de la ciudad, que también incurren en la práctica del derroche. Es decir, los altos consumos de agua están a la par en zonas de alto nivel económico y en sectores populares.


Algunos grupos sociales ya calificaron la medida como populista, y tal vez tengan razón, y ante ello las autoridades del Sacmex, de la Tesorería y los legisladores del Congreso capitalino deben explicar a detalle cómo mapearon los niveles socioeconómicos y cómo se determinó dónde se ubican los mayores consumos o derroches del agua.


Más allá de prepararnos para la próxima época de estiaje, es el momento en que el Gobierno y el Congreso de la CDMX perfilen una tarifa real que permita al Sacmex tener los ingresos necesarios para operar una de las infraestructuras hidráulicas más grandes del mundo.


Los geólogos, ingenieros hidráulicos y especialistas en el tema han señalado que la ciudad necesita de una inversión anual sostenida (por décadas) por más de 10 mil millones de pesos sólo para el rubro hidráulico. Lo que ahora se genera por cobro de tarifas apenas superan los mil millones, y más de 80% se va a gasto corriente. Por eso tenemos redes inservibles que cada día provocan mega fugas de agua. Por eso aún los proyectos para crear nuevas fuentes de abasto para la ciudad están distantes.
Sin una tarifa que se ajuste al costo real del agua seguirán existiendo consumos excesivos en cualquier sector, y lo peor, no tendremos un plan sustentable en la materia cuando el sistema operador no tiene los recursos suficientes ni para cambiar un tubo.