… Y el pueblo se unió y compró con cachitos de lotería el símbolo de la corrupción. El ganador lo donó. El avión fue desmantelado y el Presidente decidió convertirlo en el Museo de la corrupción y la opulencia.
AMLO tiene tanto poder que lo de la rifa del avión le puede salir bien.
Es como cuando llamó a votar por Juanito, en Iztapalapa. Al final mostró que su gente lo sigue a él y hace lo que él dice.
Bajo el principio de que la historia la escriben los ganadores, veo una en la que miles de personas, o millones, compran un cachito de la lotería para pagar “el símbolo de la corrupción”. Y después de cubiertos los compromisos usarlo como museo para que el país nunca más caiga en manos corruptas.
La historia no es muy lejana a aquella del presidente Lázaro Cárdenas que llamó al pueblo a cooperar para nacionalizar la industria petrolera e indemnizar a los extranjeros que la tenían.
Y nos cuenta la historia que en el centro del país se podían ver filas de personas que llevaban sus ahorros, algunas gallinas y cerdos. Incluso, dice la historia oficial, gente rica llevaba sus joyas.
Todos unidos para una causa.