“Sin anomalías, crisis y nuevos paradigmas, estaríamos atascados en el lodo”:
Thomas S. Kuhn
La Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa que todos los seres humanos tienen ciertos derechos fundamentales inherentes, inalienables e inviolables, garantizar que los ciudadanos gocen de tales derechos es una condición inherente para el funcionamiento de una democracia.
En este sentido, los gobiernos deben garantizar el derecho de las personas para acceder a la información pública, buscar obtener y difundir libremente la información en cualquiera de sus manifestaciones y expresiones. El acceso a la información pública constituye una herramienta esencial para hacer realidad el principio de transparencia en la gestión pública y ensanchar los límites de la democracia. La rendición de cuentas se encuentra estrechamente relacionada con la transparencia.
Desde mi perspectiva, la conferencia mañanera del Presidente López Obrador, es una muestra de la voluntad política del primer mandatario de robustecer la rendición de cuentas y fortalecer los procesos de transparentar el ejercicio político y administrativo de su gobierno. Es más, creo que la mañanera es un poderoso y vibrante ejercicio para construir una “interacción comunicativa” en términos de Habermas con los medios de comunicación y la sociedad.
No es por supuesto un ejercicio de perfección. Todo acto comunicativo, no es ajeno a fallas, malinterpretaciones o falta de claridad, sin embargo, responde a la inquietud ciudadana de saber y conocer los detalles del ejercicio público. Nunca antes un Presidente mexicano utilizaba un recurso tan sencillo para intentar comunicarse. Pararse frente a los medios y aguantar vara. Los demás le sacaban, le huían a la prensa. “Entre más lejos, mejor” decía uno de ellos.
Entender el nuevo paradigma, es entender el proceso de ajuste y adaptación que vive la sociedad mexicana. Esta crisis obliga a todos los medios, nuevos y tradicionales, a fortalecer sus procesos de información, de clarificación y a compartir de forma más amplia. No somos los mismos. Debemos todos comunicarnos de manera más eficiente.
Por ello, no se entiende que, a un Presidente tan vigoroso en materia de comunicación, lo acompañe un gabinete silencioso y temeroso de que, desde Palacio Nacional, les enmienden la plana cuando intentan decir algo. Un gabinete fantasma. La mayor deficiencia es que ni siquiera intentan, no digamos alzar la voz, sino acompañar los empeños de comunicación que encabeza el Ejecutivo a diario desde Palacio Nacional.
Los vacíos de información que deja el Primer Mandatario, situación que es natural porque el Presidente ni lo sabe, ni lo puede todo, deberían ser llenados de manera inmediata por los integrantes de su gabinete. Para eso ocupan esas posiciones, para apoyar al Ejecutivo en sus tareas.
Las evaluaciones realizadas hasta el momento muestran que el Presidente López Obrador tiene un Gabinete Fantasma. No sé sabe si resulta más complicado no tener calificación o ni siquiera aparecer como es el caso de: María Luis Albores, Secretaría de Bienestar; Miguel Torruco, Secretario de Turismo; Alejandra Frausto, de Cultura; Román Meyer, Secretario de Desarrollo Agrario; Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura; Graciela Márquez, de Economía, Esteban Moctezuma, de Educación, Luisa María Alcalde, del Trabajo, y Víctor Manuel Toledo, de Medio Ambiente. Son los fantasmas del gabinete.
No creo que los funcionarios no estén trabajando, pero legalmente están obligados a informar de sus actividades, más allá de que el Presidente decida o no invitarlos a la mañanera. Es decir, la mitad del gobierno de López Obrador, parece que se encuentra paralizado.
Otros cinco Secretarios aparecen cuando saltan los bomberazos. Los Secretarios del bomberazo. En esta categoría se encuentran: Rocío Nahle, de Energía; Alfonso Durazo, de Seguridad; Javier Jiménez Espriú, de Comunicaciones; Arturo Herrera, de Hacienda, y la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Solo 3 hacen un esfuerzo más contundente por informar al ritmo que lo hace el Presidente: Marcelo Ebrard, de Relaciones Exteriores; Irma Eréndira Sandoval, de la Función Pública, y el Secretario de Salud, Jorge Alcocer. Cabe señalar que el Secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, y el Secretario de Marina, José Rafael Ojeda, se cuecen aparte, el simple hecho de aparecer en conferencias de prensa, habla por sí mismo. Antes no sucedía.
El ejercicio de comunicar corresponde a todos. Comunicar, compartir y clarificar es necesario y obligado en la modernidad líquida. Sin embargo, la obligación de comunicar está en la cancha del gobierno, y no sólo informar, sino clarificar. No creo que el Presidente se oponga a que sus secretarios informen, o le tienen miedo. Es pregunta.
De la libreta
a) Un funcionario público no debe escribir en sus redes sociales a título personal. Mientras tenga un encargo público, todo lo que diga puede ser usado en su contra. Vaya el consejo para el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta. Eso de que “A chillidos de marrano, oídos de chicharronero”, me sonó como a frase de Maximino Ávila Camacho.
b) En Los Otros Datos del 10 de octubre del 2019, hablé sobre las Batallas de Morena y señalaba que uno de sus retos era la vigencia. Bueno, pues el golpeteo ya comenzó de cara al 2021. Por lo pronto ya hay dos presidentes o encargados del partido. Alfonso Ramírez Cuéllar, en esta esquina, y en la otra, Yeidckol Polevnsky. La balanza se inclina hacia el zacatecano.
c) En Guanajuato existe una desconexión entre datos y realidad. Presenta un crecimiento económico promedio de 4 por ciento, sin embargo, tiene la cifra de homicidios más alta del país, terminó 2019 con 2865 asesinatos. Desde 1991, el panismo gobierna la entidad. La descomposición no es nueva. El Gobernador Diego Sinhue Rodríguez no puede con el paquete.