Esta semana fuimos testigos de un hecho de justicia para los trabajadores mineros, de esos que pocas veces se ven y más si están relacionados con el canadiense Napoleón Gómez Urrutia, figura emblemática de banalidad y abuso, pero también estandarte de la 4T.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación dio un revés a las maquiavélicas intenciones de Napillo de apoderarse a como dé lugar de los trabajadores, sin importar que ellos ya no quieran pertenecer a su añejo y estéril sindicato.
La idea que aseguran tenía Napito era como en pasadas ocasiones: hacer presión en las instituciones y autoridades para salirse con la suya, sin embargo, esta vez la Suprema Corte ignoró las triquiñuelas del senador morenista.
Fueron los ministros de la Segunda Sala quienes le pusieron un alto a Napo y a su intención de desaparecer al Sindicato Nacional Democrático Minero, al pedir a las autoridades laborales retiraran el registro de éste como sindicato. El canadiense quería apoderarse de las secciones 147, 288, y 293, mismas que perdió en un recuento, es decir, fue voluntad de los trabajadores dejar de pertenecer a la organización de la familia Gómez Urrutia.
Sin duda es un final feliz para cientos de mineros, pero no hay que olvidar que aún hacen falta muchos actos de justicia que involucran al canadiense, por ejemplo, uno que implica el robo de 55 millones de dólares en perjuicio del gremio.
Más de 10 mil trabajadores del norte del país fueron víctimas de un desfalco por parte de quien en teoría los debería defender, ser su guía, pero en cambio fueron perjudicados por su supuesto “líder”. El hecho fue denunciado y evidenciado, y a la fecha siguen a la espera de que la balanza de la justicia se incline del lado de los que menos tienen.
A lo largo de 13 años los mineros de Cananea formaron diversas agrupaciones para reclamar el hecho. También es justo decir que varios murieron con la esperanza de recuperar su dinero.
Este caso llegó a diversas instancias legales y se espera que en breve la autoridad dé a conocer la resolución. El dinero reclamado forma parte de la venta de las acciones de la Minera Mexicana de Cananea, recursos que fueron depositados en un fideicomiso en favor de los trabajadores, por lo que resulta incomprensible que terminara en las cuentas de Napillo.
Ante tanto arrebato por parte de un mismo personaje, los verdaderos mineros decidimos unirnos y formar la UNASIM, la Unión Nacional de Sindicatos Minero-Metalúrgico y Metal-Mecánicos de México, la cual me honro en encabezar. La UNASIM agrupa a 90% de los trabajadores de la industria minera.
Desde la UNASIM, integramos un frente contra las intenciones de Gómez Urrutia por golpear a nuestro sector, por cerrar empresas, por hacer huelgas, por poner en riesgo nuestras fuentes de trabajo.
A los mineros que aún siguen contribuyendo a mantener los lujos y excesos de Napillo con sus cuotas sindicales, los invitamos a integrarse a nuestras organizaciones para que juntos sigamos creciendo hombro con hombro.
A los que fueron estafados con los 55 millones de dólares, les decimos: ¡no están solos!, estaremos atentos y vigilantes de los procesos judiciales para que se actúe dentro de la ley.
A las autoridades laborales y de impartición de justicia les hacemos un llamado para que velen por los intereses de la clase obrera y no a favor de un impostor que ni siquiera es mexicano.
@CarlosPavonC