Edur Velasco Arregui, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en huelga de hambre desde el miércoles 5 de febrero frente de la Cámara de Diputados, trasladará su campamento a la Unidad Azcapotzalco el día jueves 13.
“Pedí un día económico porque precisamente no puedo desatenderlos (a sus alumnos). Hoy (viernes 7) tenía que dar clases… está en mis derechos laborales. Y la próxima semana el campamento se traslada a la Unidad Azcapotzalco, el próximo jueves a las 12:00 del día”, dijo en una entrevista.
El investigador pide al rector respetar el derecho de reunión dentro de la Unidad.
“Y hablamos con los diputados para que le adviertan al rector de Azcapotzalco (Óscar Lozano Carrillo), que no vamos a aceptar violencia por parte de sus porros y de sus grupos de choque. Y va a tener que respetar nuestros derechos constitucionales de expresión, de manifestación, de reunión dentro de la UAM”, declaró al decir que es autónoma pero no extraterritorial.
“Pedimos que no vaya a haber, por ningún motivo, ningún acto de represión cuando el campamento se traslade de la Cámara de Diputados a la UAM-Azcapotzalco“.
Reconoció que “tengo que ir a trabajar porque si no me despide este personaje, este autócrata que gobierna la UAM y no le voy a dar oportunidad para que me despida”.
Aseguró que la huelga será hasta que se logren cuatro reivindicaciones que solicita “este movimiento”.
“No sé (si tenga la fuerza), yo ya hice mi testamento. Yo no hago huelgas de hambre de salva. Hasta donde tope ¿eh? Hasta donde tope”, advirtió el académico de 65 años, con 40 de ellos al servicio de la UAM.
Se le pregunta si vale la pena el esfuerzo físico y mental que representa privarse de alimentos sólidos.
“Claro, mil veces, si fuera necesario para garantizar una Universidad Autónoma Metropolitana que esté a la altura de las grandes transformaciones que requiere de este país”, responde.
Este movimiento es del Colectivo Dignidad Universitaria que incluye a egresados, trabajadores, estudiantes, académicos, investigadores, a la comunidad que rodea Azcapotzalco y tiene como objetivo la transformación y democratización de la UAM.
“Ya no queremos más autócratas como el que está conduciendo la universidad, requerimos de figuras que respeten a su comunidad y no figuras que están absolutamente obnubiladas por sus privilegios y futuro político y su carrera como funcionarios públicos, y no como gente digna de una institución en donde la autonomía tenga como base los derechos de los universitarios”, explicó.
Añadió que las huelgas de hambre responden a que las autoridades no representan a sus comunidades, pues no tienen la noción de que están obligadas a satisfacer y respetar derechos.
“Ellos nada más están buscando sus privilegios, entonces hay una ruptura, el rector no nos representa, en pocas palabras por eso tenemos que hacer una huelga de hambre, porque solamente así es posible cimbrar una estructura hecha para desconocer, para eludir las obligaciones que tiene”, abundó.
Las demandas refieren una homologación de salarios de los trabajadores de la UAM con los que reciben los de la Universidad Nacional Autónoma de México; “el salario es menor y eso es absolutamente inaceptable”.
La segunda exige el cese de la contratación de académicos temporales como si prestaran servicios de outsourcing.
“Tenemos una situación en donde a la mayor parte de los académicos temporales los están sometiendo a contratos que yo denomino ‘chatarra’, es decir hay materia de trabajo pero en lugar de que esta gente tenga por lo menos contratos por un año los contratan por 10 semanas, los despiden, los dejan sin vacaciones, sin pago de aguinaldo.
“Es la versión metropolitana del outsourcing, para arrebatar los derechos laborales. Unos académicos le llaman la ‘uberización’ de la academia, es decir ‘te contrato profesor para que me lleves de aquí a acá, después se termina el viaje, tú continúas con tu pago parcial y yo sigo mi trayecto (…)’, tiene que haber un corpus académico sólido, permanente”, exigió.
La tercera reivindicación el fin de la burocracia que “parasita” a la Metropolitana; “somos la universidad con más personal de confianza de todo el país; Chapingo funciona: por cada 15 trabajadores de base hay uno de confianza, el Poli más o menos está igual como la UNAM, pero la UAM tiene por cada 3.7 trabajadores de base uno de confianza”.
Añadió que esa burocracia absorbe cerca del 28 por ciento de todo el presupuesto y para llegar ahí sólo se requiere una recomendación sin revisar su perfil para el puesto.
“Es gente que son unos parásitos, no enseñan, no investigan, no realizan trabajo de mantenimiento o de cafetería, o de laboratorio o de biblioteca, no se sabe”, expuso.
Y la cuarta es la transformación de la Ley Orgánica que rige a la UAM, de ahí que haya decidido comenzar la huelga de hambre en un campamento apostado frente a la Cámara de Diputados.
Su movimiento ha recibido la aceptación de legisladores de diversas corrientes políticas quienes han ido a visitarlo al campamento mostrándole su apoyo.
“Hemos tenido una recepción increíble por parte de las distintas facciones parlamentarias, han venido a platicar conmigo de todos los partidos políticos. Nos recibió la presidenta de la Comisión de Educación, diputada Adela Piña, estuvimos conversando ampliamente”.
Para emancipar se requiere de lo mejor del conocimiento científico
Edur Velasco Arregui es profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desde hace 40 años, miembro del Departamento de Derecho de la Unidad Azcapotzalco, involucrado en la defensa de la Universidad desde su fundación.
Imparte un curso del área de derecho laboral y da clases para ingenieros; su asignatura se llama Retos del Desarrollo Nacional donde aborda la importancia de la ciencia, porque sin ésta y la tecnología no hay futuro.
“Me tocó vivirla como alguien que había participado en el movimiento de 1968 en la Universidad Veracruzana, con sólo 14 años, estudiante de una secundaria que estaba adscrita a la Facultad de Pedagogía y Filosofía. Me tocó cómo la policía del estado destruyó mi plantel en los días previos al 2 de octubre”.
Regresó a su estado en los 70 para incorporarse a los trabajos de las organizaciones campesinas localizadas en la zona de la huasteca veracruzana y potosina, que defendían el sueño de “la tierra es de quien la trabaja”, del movimiento Tierra y Libertad, de Eusebio García Ávalos.
43 días de huelga y secuelas en la salud de por vida
El académico se remontó a nueve años atrás, cuando hizo su primera huelga de hambre frente a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) con la que, dice, logró un incremento presupuestal para la UAM, que, sin embargo, no se reflejó en la homologación de salarios con la UNAM, “no sabemos qué pasó con esos recursos que se incorporaron al presupuesto consolidado”.
“Terminamos la huelga de hambre con una gran victoria. En el 2011 alcanzamos un aumento de más de 170 millones de pesos para la UAM, una parte de esto se destinó a lo de la construcción de los edificios de la Unidad Cuajimalpa, otra parte debería haberse destinado a los salarios”.
Esa huelga es lo que le lleva a gestar este segundo movimiento para recibir los salarios que les corresponden por trabajo desempeñado.
La huelga hasta donde tope
El doctor está tomando sólo líquidos, una bebida de sábila para proteger el estómago, electrolitos, agua y dice que a partir del tercer día desaparece el apetito. De su primera huelga de hambre nunca se recuperó completamente.
“La gente confunde apetito con hambre. Apetito es ganas de comer, yo a partir de ahora ya no tengo ganas de comer, el estómago se contrae. Haga de cuenta que hay una especie de pausa en todo lo que es el sistema digestivo y empieza un proceso que se llama gluconeogénesis, que es lo que la gente vivía en los campos de concentración. Uno se empieza devorar a sí mismo”, explicó.
El proceso del organismo conlleva reducción de la masa muscular, y por ende la debilidad motriz. “Yo ahorita ya empecé a comerme a mí mismo, empiezo a destruir tejido muscular, y toda la energía que tengo en este momento es porque inicié el proceso de devorarme a mí mismo”.
Dijo que después de esos 43 días sin comida las repercusiones en su salud son de por vida.
“Muy duro, porque sí hay daño; es una salida muy larga, acabé en el hospital, salí de los 43 días y posteriormente tiene uno que empezar con una dieta especial para recuperar movilidad, al perder masa muscular también se pierde la motricidad del cuerpo. Es un viaje a la muerte”, sentenció.
“Cuando uno ha tenido hambre, eso lo pueden decir los niños cuando han tenido desnutrición infantil, es una enfermedad que no hay posibilidad de recuperarse de ella jamás, una vez que uno ha padecido hambre, el hambre se queda dentro de uno…”, expresa.
Por último Velasco Arregui advierte: “el descontento ni se crea ni se destruye, solamente se transforma y está ahí. Se va a manifestar este próximo 13 de febrero cuando los trabajadores reciban su cheque y su quincena y vean que el aumento es de sólo cinco pesos al día y es donde el descontento va de nuevo a brotar”.
CS