Quemar los residuos sólidos no es la solución al problema de la ineficiente gestión de los residuos, sino un daño a la salud y el medio ambiente, afirmó Greenpeace a participantes del evento “Amenazas Socioambientales en el Estado de Morelos” organizado por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
El tema de la gestión eficaz e integral de los residuos cobra cada vez más relevancia a nivel municipal, estatal y nacional, debido a que los gobiernos buscan implementar programas de Basura Cero y/o prohibiciones a determinados productos para mejorar el manejo de sus residuos sólidos urbanos, la incineración de residuos forma parte del abanico de opciones que los ayuntamientos creen tener para manejar las toneladas de basura que producen a diario, incluidos los residuos de plástico por su poder calorífico como derivados del petróleo.
En el caso de la Ciudad de México, explicó Ornela Garelli, campista de Greenpeace México, existe una convocatoria para instalar y operar una planta de tratamiento de residuos en la ciudad, donde se incluyó un apartado que considera la incineración. A esto se han sumado diversas denuncias recogidas en los que empresas interesadas en participar en el proceso de la convocatoria “temen” la posibilidad de un acuerdo entre el gobierno capitalino y empresas como Veolia para la instalación de una termovalorizadora.
Esto representa un peligro latente, pues la incineración trae graves afectaciones ambientales y para la salud humana, para las finanzas de los municipios y para la vida de las comunidades cercanas a las plantas, continuó Garelli.
En el plano ambiental y de la salud, enfatizamos que la incineración genera emisiones altamente tóxicas al aire de metales, dioxinas, furanos, gases ácidos, partículas y dióxido de carbono, las cuales pueden provocar problemas respiratorios, afecciones en los sistemas endocrino, nervioso y reproductivo, además de diversos tipos de cáncer, entre otros padecimientos.
Asimismo, la incineración puede liberar nanopartículas (contaminantes orgánicos persistentes) que se alojan en los tejidos del cuerpo, entran al torrente sanguíneo y a los pulmones.
Además, esta forma de gestionar los residuos a través de su conversión en energía mediante la combustión no es funcional para cumplir este objetivo, dado que este proceso genera también cenizas tóxicas, equivalentes al 25-30 por ciento del total de residuos incinerados, que deberán de todas formas depositarse en rellenos sanitarios, contaminando el suelo y el agua y pudiendo ser inhaladas por las personas.
La solución radica en eliminar la cultura de usar y desechar inmediatamente productos de un solo uso, puntualizó Greenpeace.
CS