El sacerdote y escritor chileno, Cristián Borgoño Barros señaló que Marcial Maciel, el fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo (LC) fue “un homosexual que encontró su nicho fundando una congregación para procurarse de niños con los cuales satisfacer sus pasiones”.
El ex legionario de Cristo señaló a Notimex que Maciel “era un hombre muy inteligente, encontró la manera de mantener la impunidad”.
El escritor subrayó que el líder de los LC era una persona ignorante, sin muchos estudios pero “inteligente y seductor”, bajo cuyo liderazgo se cometieron más de 100 abusos sexuales contra menores, durante al menos tres décadas.
El sacerdote chileno rechazó tajantemente que Marcial Maciel haya sido un hombre dedicado a Dios, pues llevo al extremo “el ministerio del mal”, que existe en algunos seres humanos.
“La perversión fundamental de él fue servirse de la religión para procurarse víctimas, es una perversión muy grande; es alguien que se desvió de la fe y religión para sus fines”, subrayó.
Luego de que se conocieron los abusos por parte de miembros de la congregación, Borgoño Barros fustigó que la mayor debilidad de los LC es su origen, pero que con la intervención del Vaticano a finales de 200 se abrió una esperanza.
Empero, admitió que una década después se evidenciaron más casos, por lo que la intervención de la Santa Sede no fue tan exitosa como se esperaba; consideró que se requiere una intervención más radical, o acciones contudentes que eviten más abusos y encubrimientos que perjudiquen más a las víctimas, y a la iglesia.
El consentido -impune- del Papa
Cristián Borgoño Barros subrayó que el fundador de los Legionarios de Cristo fue “el consentido” del Papa Juan Pablo Segundo, “el Papa viajero”.
“Hay que considerar que Maciel como dicen los mexicanos, ‘se echó a la bolsa’ al Papa, cuando vino por primera vez a Mexico, le prestó ayuda logística, ese fue el gran golpe de Maciel para seducir a Juan Pablo II”.
Además, rememoró que Maciel ayudó económicamente a Juan Pablo II en varios proyectos en Polonia, además de que presentaba en el Vaticano a seminaristas bien vestidos y portados.
A pregunta expresa sobre una excomunión al dirigente de los LC, el escritor chileno reconoció que éste nunca fue castigado, dentro de las leyes católicas, por su vida de abusos.
Dijo que en la práctica nunca fue excomulgado, “aunque en la práctica siempre lo estuvo”, ya que tenía sexo con seminaristas y luego los confesaba y les daba la absolución, situación prohibida por el Derecho Canónico.
PAL