@guerrerochipres
Erradicar la violencia de género es prioridad nacional.
La llegada al poder de fuerzas progresistas que predominan a nivel federal no necesariamente ha detonado algo más que una visibilización generalizada del problema y el inicio de la atención del mismo.
Esas alertas incipientes no transcurren sin contradicciones. En la última semana, en el mismo lapso de tiempo, por ejemplo, el fiscal General de la República, Gertz Manero, cometió un desacierto que nos recuerda la importancia de hacer visibles los ilícitos con el nombre que les corresponde; la UNAM reconoció que aún falta mucho para terminar con la violencia de género y se promovió que las protestas son radicalizadas por terceros; la ciberdelincuencia utilizó métodos más elaborados de acoso digital —una falsa campaña contra el cáncer de mama mediante la cual se le piden a las víctimas fotos de sus senos— y, en la alcaldía Gustavo A. Madero, un hombre asesinó de forma brutal a su pareja sentimental.
Ninguno de estos cuatro hechos realmente es inédito. No es la primera vez que un político de primer nivel es puesto en tela de juicio por sus declaraciones aparentemente contrarias al sentido de su autoridad especializada, ignorando la pertinencia de la reivindicación clara del tipo legal que se quiere castigar.
Existe una subcultura heredada de la depredación de género, cuya confrontación con la agenda internacional atestiguamos. El machismo patriarcal violento requiere de una atención y combate estructural que apenas se insinúa en todo el país en cuya mayoría de entidades no hay protestas contra él.
En la ciudad que gobierna Claudia Sheinbaum, en acompañamiento de una estrategia de seguridad que presupone la justicia social y la jurídica, es útil resaltar tanto la complejidad del fenómeno como la disposición a saber de él y confrontarlo.
Según datos de 2018 y 2019 del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hay cinco alcaldías que doblan la media local de delitos contra las mujeres -violación, feminicidio, abuso sexual, trata de personas y violencia familiar: Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Iztacalco, Magdalena Contreras y Milpa Alta.
Fuera de la zona centro de la CDMX, donde el flujo de gente que lo transita relativiza apenas la frecuencia de los incidentes, es notoria la presencia de las zonas rurales de la ciudad entre las áreas de más riesgo.
Según datos abiertos de la nueva FGJ capitalina correspondientes a la primera mitad de 2019 la violencia de género está presente también en Xochimilco, Tlalpan, Magdalena Contreras y Milpa Alta. Lo está en todos lados. En la CDMX se habla de ella, se manifiestan activistas y medios en contra de ella y las autoridades atienden el tema.
En México, el machismo y su erradicación es urgente. Tipificar el delito del feminicidio es indispensable y ha sido una victoria de feministas que transforman su causa en convicción hacia la política pública, destacadamente en este tema la senadora Malú Mícher.
El desafío para ciudadanía y autoridad debe producir acciones convergentes de largo plazo. Desde ayer.