Mi mamá ingresó por primera vez a Urgencias el 14 de diciembre de 2019. Tenía un fuerte dolor en la cabeza y la presión alta; el diagnóstico fue depresión y sólo le administraron suero.
Al día siguiente, la dieron de alta con medicamentos que, supuestamente, serían para controlar su presión, pero decayó. El 7 de enero pasado la llevamos a la Clínica del IMSS # 71, ubicada en Chalco, pues tenía temperatura de 38°o 39°.
No la querían recibir porque decían que una urgencia era que presentara una temperatura de arriba de 40°; insistimos en que además tenía un muy fuerte dolor de cabeza, logramos que la aceptaran, pero sólo le administraron suero y metamizol; así estuvo 15 días.
Quedaron en hacerle una tomografía, nunca sucedió; ponían pretextos de que se había ido la luz, el sistema o no había personal y la pasaron de Urgencias a piso, por ese motivo –dijeron– ya no ameritó el estudio. A los dos días la dieron de alta.
La enviaron a sacar una cita en el Hospital de la Raza con un gastroenterólogo. Después de aproximadamente una semana la llevé a un particular. La especialista nos dijo que necesitaba ser atendida lo más pronto posible.
Se procedió a llevarla a hospital Siglo XXI. Ahí un neurólogo y un neurocirujano le hicieron los análisis: Le diagnosticaron dos probables causas, ya sea un absceso de grasa en el cerebro del lado derecho o un tumor del tamaño de una naranja, y que se debía quedar internada, pero al día siguiente ya había otras indicaciones; trasladarla, otra vez, a la Clínica #71, porque no podían atenderla debido a que no era su clínica.
Ante la situación me fui a quejar ante la CNDH, CONAMED y oficinas del IMSS, y así conseguimos la realización de una tomografía para saber si había avanzado el tumor o el absceso.
La noche del 4 de febrero la trasladaron, otra vez, a la Raza para su valoración; ahí el especialista dijo que no podían atenderla hasta que el cerebro se desinflamara; la regresaron a la Clínica #71. En el nosocomio de Chalco se dieron cuenta de que mi mamá ya no podía hablar. Días después, ya no abría los ojos; decidieron que los estudios se hicieran en Tecamac.
Mi mamá estaba empezando a quedar en estado vegetal, pero ni así la querían mandar a la Raza o al Siglo XXI; ameritaba atención de tercer nivel. La resonancia fue rechazada en Tecámac porque el equipo estaba descompuesto; nos dijeron que no había esperanzas y nos adelantaron, para prevenirnos, que si autorizábamos una intubación y la reanimación, pero no aceptamos ya que era hacerla sufrir más.
No entiendo porqué para eso sí se movieron y para atenderla como debían jamás lo hicieron; el 11 de febrero, a las 21:36 horas mi mamá falleció a causa de un edema cerebral.
*Carta resumida
LEG