El director Hideo Nakata, quien en 1998 presentó la primera película de esta saga, vuelve para darle un cierre con El Aro: Capítulo final, la cual presenta la terrorífica historia que lleva más de 20 años asustando a los espectadores.
En la primera cinta se presentó al mundo la adaptación de la novela homónima de Kōji Suzuki basada en el cuento popular japonés Banchō Sarayashiki.
Esta vez la protagonista será Mayu (Elaiza Ikeida), una psicóloga encargada de cuidar a Himejima Himeka una pequeña sobreviviente de un incendio en el cual perdió a su madre. La niña presenta un cuadro de amnesia severo, motivo por el cual no es capaz ni de recordar su nombre, sumándose a la extrañeza de esta situación la paciente comienza a presentar habilidades telequineticas por lo que es custodiada las 24 horas del día por la policía.
Dando el toque millenial a la historia, el hermano de Mayu, Kazuma (Shimizu Hiroya) se aprovechará de la posición tan cercana que tiene su hermana con esta extraña niña para intentar ganar fama en su canal de YouTube, creando contenido en el apartamento incendiado de la huérfana lugar donde tendrá que hacer frente a un espíritu oscuro y maligno: Sadako, el cual aparecerá en el vídeo, haciendo alusión a la situación que se presenta en la primera pieza de esta saga.
El Aro, de 1998, tuvo una inversión de 15.9 mil millones de yenes y generó un impacto en el género de terror en todo Japón. Pero no fue hasta 2002 que se lanzó el remake americano, cinta con la que la historia alcanzó popularidad en todo el mundo.
El Aro: Capítulo final tiene grandes expectativas debido al éxito taquillero que han tenido sus predecesoras, las dos primeras partes lograron recaudar 411 millones de dólares , mientras que la tercera entrega (2017) alcanzó los 83 millones alrededor del mundo.
¿Conoces la leyenda que inspiró esta película?
En el Oeste de Japón existe un castillo llamado Himeji, el cual se encuentra frente a una montaña. Okiku era sirvienta en este lugar, servía al Samurái Tessa Aoyama quien estaba enamorado de ella a pesar de estar casado, el rechazo constante de la joven hacia su patrón lo orilla a amenazarla con acusarla de ladrona de uno de los 10 platos dorados que ella tenía a su custodia, el miedo antes este acto fue tal que Okiku decidió arrojarse al pozo de este castillo.
Se cuenta que por la noche el alma en pena de esta joven se arrastraba fuera del pozo para aparecerse frente a su amo. Aoyama terminó perdiendo la cabeza tras la repetida aparición de este ente, pues en cada encuentro ella aparecía contando los platos y enfureciendo cada que no encontraba al número diez. Actualmente el pozo continúa en el mismo lugar pero está cerrado por barras de metal.
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