Esta semana comparece ante las autoridades españolas en una primera audiencia el ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin.
La gran pregunta que todo mundo se hace en México y algunas residencias en Europa es hasta dónde podría llegar el ex funcionario para evitar cargar con las culpas que se le imputan.
¿Tiene Lozoya algo más que perder que el prestigio y los clientes de su fondo de inversiones que hasta su renuncia en Pemex era de 3,000 millones de dólares?
Lozoya fue, hasta la caída de la gracia de Luis Videgaray, uno de los personajes favoritos en el cerrado círculo de amistades de Enrique Peña Nieto.
Por eso llegó a la dirección de Pemex, de dónde no pudo trascender las grillas en su contra, encabezadas desde la Secretaría de Hacienda.
Por algo debió ser, desde luego.
Pero una cosa es la grilla palaciega y otra la certeza de la cárcel.
Pactos o no pactos, Lozoya ha dejado ver que puede hablar, que tiene información para contraatacar o por lo menos para negociar con las autoridades mexicanas, lo extraditen o no.
Ya van dos ocasiones en las que el abogado de Lozoya, Javier Coello Trejo, apodado en el sexenio de Salinas “el fiscal de hierro’’, lanza una advertencia: Lozoya no se mandaba solo.
Efectivamente, para la compra de las “plantas chatarras’’, la propuesta debió pasar por varias oficinas; la de Videgaray, la de Pedro Joaquín Coldwell y por supuesto la de Peña.
Videgaray y Joaquín Coldwell desaparecieron del ámbito público al finalizar el sexenio peñista; muy pocos ex funcionarios de su administración tienen contacto directo con ellos.
Peña es que el más se ha dejado ver, lo que ya ocasionó la molestia de Palacio Nacional a quien el protagonismo del mexiquense le causa urticaria.
Se sabe que vive en España y esporádicamente visita México.
Pero en la trama del desfalco al erario, el único que está tras las rejas es Lozoya.
¿Será que solo él se comió el pastel? ¿O, mejor dicho, estará dispuesto a tragar sapos sin implicar a sus otrora amigos y quizá socios?
****
La gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, se sumó a la campaña “El 9 ninguna se mueve’’, convocada por organizaciones feministas.
Mientras que otras funcionarias, sobre todo federales, descalifican el movimiento acusando que se trata de una maniobra para desestabilizar el Gobierno de la 4T, la única gobernadora priista consideró que se trata de una protesta justificada.
En Morena la línea es descalificar con todo a las organizadoras de la manifestación aunque en el Gobierno de la 4T, aseguraron que las mujeres que falten ese día a su trabajo no serán sancionadas.
A ver.
****
La Secretaría de Educación Pública comenzó la semana pasada una serie de diálogos para la construcción de los nuevos planes y programas de estudio para la educación básica.
En los diálogos participan maestros y maestras, agentes educativos y líderes de educación comunitaria de todo el país.
Marcos Bucio Mújica, subsecretario de Educación Básica, afirmó que el objetivo de estos diálogos es analizar los programas de estudio vigente para realizar una propuesta en la selección de contenidos así como su ordenamiento por asignatura, en el caso de primaria y secundaria, y por nivel en la educación inicial y preescolar.
La finalidad de estos diálogos es definir materias que permitan a los profesores formar a los niños en una cultura de respeto a los derechos humanos y la paz.