Alonso Tamez

Todos los políticos aspiran, de algún modo, a romper precedentes. Así es como empiezan a escribir sus propias leyendas. Bajo esta luz, conductas, discursos o políticas que no representan una ruptura con lo anterior, implican perder el tiempo.

 

Franklin Roosevelt lo entendía bien. En 1910, 23 años antes de llegar a la presidencia, el joven patricio hizo campaña para una senaduría estatal en Nueva York. Como su candidatura se decidió solo unas semanas antes de la votación, decidió no hacer campaña con caballos y carrozas, sino en un nuevo y “veloz” invento: el automóvil.

 

Hasta ese punto, por lo menos en Nueva York, nadie había hecho política así. Como menciona la historiadora Doris Kearns Goodwin, “A pesar de tales peligros (el auto asustaba a los caballos, provocando accidentes), la idea de romper precedentes cautivó a Franklin, como lo haría una y otra vez en los años venideros” (p. 57). El vehículo logró atraer mucha atención y contribuyó a la sorpresiva victoria de Roosevelt en un distrito, hasta ese momento, fuertemente republicano.

 

Romper en algún grado con el pasado es inherente a la política democrática. Pero no toda ruptura es positiva, coherente, o siquiera justificable en términos narrativos. Algunas pueden ser torpezas enormes. Al asumir la presidencia en 1933, Roosevelt cambió varias cosas, pero no detuvo la construcción de la gigantesca presa “Hoover” (llamada así en 1947) entre Nevada y Arizona, que empezó en 1931 y que brindaría electricidad a buena parte de la costa oeste. Cancelarla no hubiera sido “romper con el legado” de su antecesor republicano y exrival, Herbert Hoover; hubiera sido una tontería.

 

En México pasa lo contrario. López Obrador ama romper precedentes, pero hasta hoy ninguna ruptura ha engrandecido su leyenda. Al contrario. Cancelar el NAICM, el Seguro Popular, reactivar la costosa y contaminante política energética de los 70, revertir la Reforma Educativa de 2013, y usar un discurso divisivo, son medidas ilógicas, caprichosas o altamente ideologizadas que, más bien, rompen con el futuro.

 

@AlonsoTamez

 

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