Considerado uno de los científicos más renombrados y polémicos del siglo XX, Mario Augusto Bunge (Florida Oeste, Provincia de Buenos Aires; 1919 – Montreal, Canadá; 2020) ha muerto tras haber sido internado en un hospital de la ciudad de Montreal, Canadá, lugar en donde residía desde mediados de la década de los años sesenta.
La noticia del deceso de quien fue un autor muy prolífico a nivel de elaboración de ideas y reflexiones, hoy fue dada a conocer por la Fundación Princesa de Asturias a través de sus redes sociales. Es importante recordar que Mario Bunge —entre los múltiples reconocimientos que recibió durante su amplia y destacada trayectoria— fue merecedor del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, esto durante el año de 1982.
El reconocido científico recién en septiembre de 2019 cumplió cien años de edad, manteniendo una gran lucidez y capacidad intelectual, elementos que le permitieron continuar generando opiniones y argumentos no solamente en el plano teórico y académico sino incluso también a nivel político.
Nacido en Argentina y formado intelectualmente en la Universidad Nacional de La Plata, el itinerario intelectual de Mario Bunge se expandió en varios senderos: tanto la docencia dentro de la academia (desde hace varias décadas ejercida en la ciudad de Montreal, pero también fue profesor invitado por diversas instituciones universitarias en Europa), así como a través de las decenas de libros escritos por él, sin soslayar su capacidad para generarse enemigos en el plano teórico, esto al dictar conferencias en diversas partes del planeta.
Precisamente, esa cualidad casi natural del autor de La ciencia, su método y su filosofía (1960) para encontrar adversarios intelectuales, la desarrolló principalmente al cuestionar constantemente al psicoanálisis, cuerpo teórico y práctico tan arraigado en su país natal, pero que Bunge consideraba como una “pseudociencia”, razón por la cual no escatimó en críticas hacia la invención y producción teórica de Sigmund Freud.
Físico, filósofo y epistemólogo, el también profesor emérito en la Universidad McGill caminó intelectualmente a través de dos rutas: por un lado, argumentó y defendió su manera de comprender la construcción epistemológica del conocimiento; y por otro, no tuvo pudor para cuestionar a edificios teóricos de la envergadura del marxismo y el ya referido psicoanálisis. Hablante del español, inglés, francés y alemán, Mario Bunge ha dejado un legado de largo impacto tras su paso por esta vida, pues el autor de Buscar la Filosofía en las ciencias sociales (1999) fue un científico que defendió sus teorías y producciones epistemológicas hasta sus últimos días, impartiendo docencia y dedicando varias horas del día a pensar e interpretar el mundo.
Referencia de amplios sectores en la academia occidental, así como criticado por corrientes epistemológicas vinculadas a los estudios decoloniales, ya sea que estemos de acuerdo o no con la manera de concebir el conocimiento científico por parte de dicho teórico, queda de manifiesto que el profesor Bunge cumplió a cabalidad con uno de los principios básicos de las ciencias sociales: establecer un debate de ideas, unas veces más férreo y acalorado, otras más tenue, pero siempre cuestionando la interpretación de la realidad y los conocimientos elaborados en torno a dicha labor.
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