En los últimos meses hemos visto como desde el Congreso de la Unión y a través de los Congresos estatales, han surgido propuestas para intervenir en la vida interna de las universidades públicas, sin respeto alguno a su autonomía.

 

No es novedad que diversos grupos políticos busquen ingresar a las Universidades públicas en todo el país. Incluso en los estados, la elección de sus rectores ha obedecido en muchas ocasiones al interés político que también merma en los consejos estudiantiles.

 

El rector de la UNAM, Enrique Graue, informó que ya se trabaja en conocer quién está detrás de los hechos violentos registrados en la máxima Casa de Estudios, so pretexto de las legítimas demandas de los estudiantes para detener el acoso y abuso.

 

Sin embargo, el ex rector, José Narro, fue más allá y pidió un ¡YA BASTA! a las agresiones que Morena está haciendo a la autonomía universitaria con sus proyectos de intervención en las universidades del Estado de México, Baja California Sur, Aguascalientes, Sinaloa, y la Autónoma de Puebla.

 

Enrique Graue en la UNAM y el rector Alfredo Barrera en la Universidad del Estado de México, han atendido las demandas de las estudiantes que piden terminar con el acoso y hostigamiento sexual.

 

Barrera Baca ha sancionado y denunciado a más de 20 profesores, lo que reafirma su política de cero tolerancia; por lo que además llamó a los 90 mil integrantes de la comunidad universitaria a no caer en provocaciones.

 

Lo extraño, es que los hechos violentos, registrados en esa casa de estudios, se dieron por encapuchados a tan sólo unos días de que la autoridad rindiera su informe de labores.

 

La violencia en México no cede, pero tampoco podemos permitir que esta penetre a las universidades, semillero de conciencias y oportunidades y, menos aún si va respaldada por encapuchados y colores partidistas.