@CarlosPavonC
La semana pasada, Napoleón Gómez Urrutia presentó de nuevo su libro El Colapso de la Dignidad, mismo que fue publicado en 2013, es decir, tras siete años sigue siendo una de las herramientas que utiliza el hoy senador de Morena para lograr, dicen, su victimización.
Se trata en realidad de “El libro del lucro”, y es que son 444 páginas que, dicho por muchos, no vale la pena leer, ya que lejos de ser un libro que narra hechos reales, es un escrito a modo que termina siendo novela o ficción.
Curiosamente, en el marco de la tragedia de la mina Pasta de Conchos en donde fallecieron 65 mineros, esta es la cuarta o quinta ocasión que lo expone, volviendo a recurrir a esas páginas para subirse a la escena pública.
De todos es sabido que durante la estadía de Napito en Canadá por más de 12 años, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana fue el encargado de mantenerlo con todo y sus lujos, en inmejorables condiciones.
Por citar un ejemplo, en la CDMX el tamaño promedio de los departamentos es de 83 metros cuadrados; hago este comentario ya que la revista Proceso del 24 de marzo de 2014, informó que Napito durante su autoexilio en Vancouver, vivió en un departamento de 670 metros cuadrados, esto es 8 veces más que el promedio de los que habitan los mexicanos. Pero el tamaño se queda corto en comparación con el desembolso que hicieron el Sindicato y los trabajadores que pagaron 1.8 millones de dólares por el inmueble.
Lo que también es verdad, es que una vez instalado en el 2006 en su lujoso domicilio, programó visitas mensuales para que los integrantes del comité lleváramos portafolios llenos de dinero para que él tuviera una vida que no merecía y que tampoco se ganaba.
Durante los años en Canadá, los únicos temas del Sindicato atendidos por él eran por obvias razones los financieros y los conflictos de huelga, y es que tras su huida obligó a los trabajadores a estallar tres paros: Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas; y Taxco en Guerrero. Minas que estratégicamente fueron intervenidas por sus órdenes, dejando sin empleo y sin sustento a miles de familias. La razón de estos paros fue quererlos utilizar como moneda de cambio para su regreso a México.
Sobre Urrutia caían órdenes de aprehensión por el presunto robo de 55 millones de dólares e incluso se giró una ficha roja por parte de la Interpol para que fuera detenido.
Hace unos días, en la presentación del El libro del lucro, Napito declaró que el Gobierno le ofreció 100 millones de dólares para que no regresara a México y dejara la dirigencia que mantenía a distancia del Sindicato Minero.
Ese mismo día de la fantasiosa declaración fue desmentido vía Twitter por Javier Lozano, quien fue en aquel entonces Secretario del Trabajo: “¡No, señor! Usted pidió 100 millones de dólares a cambio de levantar las huelgas de Cananea, Taxco y Sombrerete. Fue en mi oficina, mediante su abogado. Un auténtico chantaje. Además, pidió retirar las órdenes de aprehensión en contra suya…”
Esta es la razón por la que Napito se ausentó de México por tantos años, corría el riesgo de ser detenido. Pero hoy está en nuestro país y continúa haciendo paros ilegales, le siguen reclamando los 55 millones de dólares que robó a los mineros y se da el lujo de lucrar con Pasta de Conchos, todo esto bajo la protección del partido Morena.