@osdtagle
Ante la actual crisis en el abasto de medicamentos, el cambio de metodología para atender a la población en materia de salud y si a ello le sumamos la crisis mundial por el coronavirus, es necesario que nuestras autoridades modifiquen la gran desigualdad de la población.
Quizás el mayor problema que enfrentará el Gobierno de México con el coronavirus es sin duda un posible colapso de pacientes en los hospitales. Si bien se ha mencionado que hay el número suficiente de camas, no se ha aclarado del todo cómo se atenderá a un gran número de población que se vea afectada y peor aún si esta población pertenece a los sectores de escasos recursos.
Hace unos días el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y El Colegio de México presentaron un estudio denominado Desigualdad y Movilidad Social en México en el que se plasma que en nuestro país aún no se logra garantizar el bienestar y el acceso efectivo a los derechos sociales de las y los mexicanos.
Algo que llama mucho la atención es que en el estudio se explica cómo es que en los últimos años la movilidad social es baja y las desigualdades muy grandes. Es decir, que nuestra realidad en el país es que quien nace rico o pobre, muy probablemente vivirá en la misma condición el resto de su vida. Lo que demuestra poco movimiento en la economía y con ello menor calidad de vida en la población.
Todos siempre deseamos una mejor calidad laboral, de vida y de salud, aspiramos a una sociedad igualitaria y con mayor oportunidad, pero esta aspiración cada vez se complica más. “A pesar de lo anterior, la población mexicana cree que existen suficientes oportunidades para ascender en la escalera socioeconómica, todo lo cual deriva en una actitud conservadora en el apoyo a medidas fiscales redistributivas”.
Es por ello que en el estudio presentado por el CEEY, propone un nuevo pacto, “una inversión social con un enfoque regional y de justicia entre generaciones que incorpore las dimensiones de género, familia y juventud. Para poder lograrlo, se debe informar de manera clara y simple a la población sobre la magnitud de necesidades de la Hacienda Pública. A partir de ahí, con el fortalecimiento de los mecanismos de transparencia, y con la adecuada rendición de cuentas, es posible alcanzar un pacto social sostenible en el tiempo”.
Pero lo anterior no será sencillo, ya que como lo menciona el estudio construir dicho pacto conlleva riesgos y desafíos, ya que inevitablemente se debe desarticular un sistema establecido.
La actual administración debe entender algo esencial que plasma el estudio y que a la población nos servirá y eso es contar con un mayor fortalecimiento de los mecanismos de transparencia, y una adecuada rendición cuentas.
Pero para ello la ciudadanía debe ser capaz de responder preguntas como: ¿cuál es mi ubicación en la escalera socioeconómica? ¿Cuál es la posición de los demás en la distribución socioeconómica? ¿Quién es quién en el pago de impuestos? ¿Cuál es el pago efectivo de impuestos por nivel de ingreso? ¿Cuántos impuestos pago? ¿Cuánto debería pagar para alcanzar el grado deseado de igualdad y movilidad social? ¿Cuánto cuesta acceder a mis derechos? ¿Cuánto debo pagar por vivir en un país más igualitario y con mayores opciones de movilidad social?