Las noticias, como si se tratara de misiles informativos, se radicalizan mostrando no sólo una muy peligrosa falta de profesionalismo, sino una consigna propia de opositores o simplemente de políticos en lucha por el poder.
Los comunicadores deben ser imparciales a menos que su credibilidad no les interese. Y en México hay poca credibilidad en los medios y mucho dinero de por medio en favor de empresas informativas y de comunicadores como supuestos profesionales.
La guerra por el desgaste es tan intensa e incansable que pareciera que la oposición velada, esa que no da la cara pero que quiere hacer daño, estuviera todo el tiempo en campaña. Ante este panorama el Gobierno federal tomó en sus manos la comunicación hacia la población, ante unos intermediarios que sólo tergiversaban la realidad y colocaban las noticias de manera que podían desgastar al Gobierno en general y al Presidente de la República en especial.
Por eso es necesario que haya seriedad y profesionalismo en toda actividad informativa en todo momento, y esto debe ser una orden que se origine desde la dirección de todos y cada uno de los medios. Sin embargo, los nostálgicos del chayote colocan palabras cuyo significado parecieran desconocer, tratando de hacer daño a quienes les retiraron un subsidio con el que pensaron iban a vivir por siempre.
En esta panorámica, algún conductor de noticiarios inició su programa diciendo: Ya mataron a dos personas, para referirse a las muertes por intoxicación de medicinas con bacteria en el Hospital de los trabajadores de Pemex, donde en Tabasco un medicamento contaminado arrojó varias muertes. Los lamentables decesos no están ligados ni como estructura ni administrativamente entre ese hospital y el Sector Salud, sin embargo, la consigna es más poderosa que la lógica, y los intereses más fuertes que el profesionalismo.
La realidad es que las muertes se deben al deterioro interno del organismo en pacientes con diabetes. La medicina caduca es responsabilidad, inexplicablemente, de los miembros del sindicato que realiza la gestión de dichos centros de salud.
Porque según los medios toda muerte que ocurre en un hospital es culpa de la Cuarta Transformación.
Vivimos un sistema de información donde la mentira es la menos dañina en las noticias, en el aparato de comunicación. De hecho, la mentira se convirtió en el pan de cada día en los medios comerciales, los cuales cobraban por mentir y callar la verdad, que no es lo mismo, pero tiene los mismos resultados de desinformación, cuyas consecuencias todavía padece nuestro país.
La necesidad de responsabilizar al Gobierno federal de todo lo que pase, principalmente en materia de salud que es un tema muy sensible para la sociedad mexicana, surge de la intención de desgastar no de la necesidad de informar. Últimamente, todo lo que tiene que ver con la salud, se convierte en el insumo más importante para golpear a la actual administración pública, luego de que la necesidad de vender medicina a diestra y siniestra fue un compromiso muy redituable para laboratorios y funcionarios públicos, sobre todo, económicamente hablando.
Los protagonistas de estos contubernios están dolidos ante su desenmascaramiento, pero también se mantienen alerta porque no quieren ser descubiertos quienes tienen en este asunto mucha cola que les pisen y entre éstos hay funcionarios públicos, comunicadores, y empresarios de laboratorios farmacéuticos, entre otros. Esto explica mucho de lo que ahora sucede en los medios.